¿Vivió, Baldomero F. Moreno, en Caseros?
By Caseros y su Gente

¿Vivió, Baldomero F. Moreno, en Caseros?

“Setenta balcones hay en esta casa, / setenta balcones y ninguna flor. / ¿A sus habitantes, Señor, qué les pasa? / ¿Odian el perfume, odian el color?”

Un vecino me dijo que en La Merced 4911 tiraron abajo una casa que, según dicen, perteneció a Baldomero Fernández Moreno. La emoción de un poema me hizo correr, con mis setenta balcones floridos, para verla. Allí estaba, sola.

“La piedra desnuda de tristeza / ¡dan una tristeza los negros balcones! / ¿No hay en esta casa una niña novia? / ¿No hay algún poeta lleno de ilusiones?” .

Hay miradas que son obsequios maravillosos. Parada en la vereda de enfrente no me apenó verla “vendida” para hacer otras casas; por el contrario, su mirada de casa vieja me hizo pensar que la vida transita y produce cambios y nosotros vamos con ellos. Si somos flexibles podremos sentirnos mejor, también con los demás. ¿Por qué dejarla intacta y paradójicamente descuidar el espíritu de los poetas en sus versos, sea por desconocimiento o por ansias inenarrables de lo material? Sabemos que podríamos elegir instancias inusuales: sentarnos debajo de la parra a leer poesía, relatar cuentos, escribirlos, dejarnos absorber por la naturaleza con la conciencia de que somos parte de La Creación, trabajar en lo que nos guste, dar amor y posibilidades a los chicos y jóvenes y que un gesto dulce reemplace la agresividad, solidarizarnos y generar acciones con bienaventuradas consecuencias, y más. José, mi esposo, le sacó fotos a la casa que pronto será una obra diferente con paredes de otros versos y nuevas palabras en las ventanas; tal vez, sin balcones. Enseguida vendrá la gente que necesita un lugar para continuar su historia, como nos pasó con la casa naranja de Murias y, dado que los realizadores son los mismos, confío en el nuevo poema que pronto dejará ver su primera estrofa en los ladrillos y las manos haciéndolo. No pude confirmar que realmente en La Merced 4911, viviera Baldomero. A lo mejor no es tan importante. Sólo el hecho de conocer esa posibilidad me adhirió, una vez más, a la poesía, a la escritura, a la fluidez de la vida, a los recuerdos preciosos del Caseros de cuando era chica, a los días presentes, a todos mis vecinos de ayer y de hoy.


“La torre, madre, más alta / es la torre de aquel pueblo, / la torre de aquella iglesia /hunde su cruz en el cielo.
“Dime, madre, ¿hay otra torre / más alta en el mundo entero? / Esa torre sólo es alta, hijo mío,/ en tu recuerdo”

Nora Balarino
P.D.: Las estrofas en cursiva son fragmentos de los poemas: “Setenta balcones y ninguna flor” y “La torre más alta”, de Baldomero Fernández Moreno. Agradezco profundamente a Marcelo Ferraro, a la Inmobiliaria Dos Santos y a Ferraro Construcciones.

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