O uno de los primeros. Su nieta Graciela Battaglia lo recuerda a través de esta nota:

Mi abuelo nació en Sacello, pueblito vecino a Génova (Italia). Llegó a la Argentina en 1906 con apenas 16 años, solo y apenas con una valijita donde guardaba todas sus pertenencias. Tardó una semana en encontrarse con su primo Juan Piccardo… alguna vez, contó que nunca pasó tanta hambre como en esa eterna espera donde conoció a varios paisanos que se radicaron en Caseros.

Al principio, vivió de changas y en una de ellas, conoció a mi abuela, quien siempre vivió en Caseros, Carolina Corti. Se casaron en 1912 y tuvieron cinco hijos: Josefina, Ángela, Yolanda, Haydeé y José.
De su Italia natal, mi abuelo heredó el oficio de perforar en busca de napas para extraer agua fresca y potable, trabajo al que se dedicó por entero hasta poco antes de su muerte, en 1955.

Fue hacedor de cuanta bomba de agua existió en Caseros. Con la ayuda de un almacén que atendía con mi abuela, pudo comprar todas las herramientas necesarias para la perforación de los pozos que por entonces tanto necesitaban los vecinos.
También cultivaba la tierra con una quinta… ¡hermosa!, decía mi madre.

En 1920 comenzó a construir su casa, un chalet ubicado en Mitre (vereda impar,entre av. San Martín y Frugone). La fachada de la vivienda tenía grabada “1924”, fecha de cuando terminó la obra. Recuerdo el patio damero, el sótano donde guardaba las botellas del vino que él mismo y sus hijos elaboraban con la uva de los parrales de esa casa… Fui testigo de las grandes reuniones navideñas con la familia “unita”…
Mi abuelo era también el cocinero de cuanto casamiento celebraba el pueblo, sus ravioles los han saboreado muchos novios de esa época de nuestro querido Caseros. Supe que él amaba y recordaba el ” tiramisú” pero en esos tiempos, acá no se conseguía (o sería muy caro) queso mascarpone; entonces, inventó un postre de vainillas (ver aparte) que comíamos de chicas

El frecuentaba el bar de Roselló, que estaba en 3 de Febrero y Tuyú (actual Garay), donde paraban sus amigos paisanos, a quienes acostumbraba prestarles plata porque fue un hombre generoso, además de bondadoso. Tengo entendido que ese bar fue el primero que trajo, al barrio, cerveza tirada; los vecinos iban a buscarla con una jarra.

Fue muy amigo de Lorenzín, el viejo lechero de Caseros… también de los Molinari, de Piluso, de los Cafferata, los Ferrari… gente tradicional de nuestro pueblo. Conoció mucho al doctor López, pediatra, quien le mandaba a mi abu chicos para curar el empacho, el estómago caído… Fue, también, uno de los primeros clientes y socios (el N°12) del Banco Cooperativo de Caseros.
Por sobre todo, sé que fue un hombre de trabajo, un hombre de bien.

EL TIRAMISÚ DE MI ABUELO
2 paquetes de vainillas
Oporto (cantidad necesaria)
250 grs de manteca
1 taza de azúcar
Esencia de vainilla
3 o 4 huevos Preparar la crema batiendo la manteca semi blanda con la taza de azúcar; agregar (de a una) las yemas y la esencia de vainilla. Reservar.
Las claras se baten a punto nieve (bien firme), incorporar 2 o 3 cucharadas más de azúcar una pizca de sal y un chorrito más de esencia de vainilla. Reservar.
En una bandeja, ir colocando las vainillas pasadas previamente por el oporto. Se va armando así: un piso con la crema de manteca, un piso con las claras tipo merengue, hasta finalizar.
Se decora: arriba colocar la crema de manteca y a los costados el merengue, cubrir la superficie de los costados con nueces picadas y arriba trozos de nuez…enfriar en heladera hasta que este firme y bien frío. Buen provecho!!!