«La vida es corta y hay que aprovecharla disfrutando al máximo»
By Caseros y su Gente

«La vida es corta y hay que aprovecharla disfrutando al máximo»

Flavio Ghilardini lleva la marca de caserino en el orillo. El hijo de Beatriz Arbuniez y Fabiano Ghilardini (ambos fallecidos) tiene tres hermanos: Javier, Beatriz y Fabián. Cursó tanto la primaria como la secundaria en el instituto Nstra. Sra. de La Merced. Vive en la calle Constitución, entre Mitre y La Merced… pero si bien, repetimos, lleva la marca de caserino en el orillo, lo define mejor que es ciudadano del mundo.

 

La siguiente entrevista se la hicimos en enero de 2008:

Lo desviven dos pasiones: conocer gente y viajar. Conoce: India, Vietnam, China, Tailandia, Filipinas, Borneo, Sultanato de Brunei, Myamar (ex Birmania), Irán, Turquía, Pakistán, Singapur, Malasia, Hong Kong, Camboya, Laos, Nepal. También: España, Francia, Italia, Grecia, Alemania, Austria, Suiza. También: Nueva Zelanda y Australia. También: Estados Unidos, México, Guatemala, Honduras, El Salvador, Costa Rica, Nicaragua, Bélice.

Fue, durante más de veinte años, integrante de la Agrupación Scout «Nstra. Sra. de La Merced». Reconoce que el scoutismo lo marcó para siempre. Cuando quiere robustecer un comentario, advierte: «palabra scout».

-¿Cuándo empezaste a viajar?.
– En el ’87, a mis 33 años. Viajé al norte de Italia, a visitar parientes, y después recorrí Europa hasta que conseguí empleo en Alemania, donde trabajo de marzo a noviembre, en un jardín de Cerveza, ubicado en Munich, muy cerca de la frontera con Austria.

– Describinos el lugar, por favor.
– Es tipico en Baviera este tipo de jardín de cerveza donde la gente va a comer, beber, convivir con la naturaleza y a escuchar la música de una orquesta que toca temas de jazz de Baviera. No es obligación que la gente compre la comida y puede llevarla en un canasto, como de hecho hacen muchos que llevan un mantel y ocupan una mesa para pasar el día al aire libre. Lo que sí está prohibido es llevar la bebida que debe comprarse en los puestos ubicados alrededor. El jardín de cerveza donde yo trabajo está ubicado en un bosque, a orillas del rio, con vista a los Alpes… es un lugar hermoso, prolijo. Cuando la gente termina de comer, pasan unos muchachos para limpiar todo.

-¿Vos que trabajo hacés?.
– Despacho cerveza en el mostrador, desde las nueve de la mañana hasta las doce de la noche. Todos los días, sin franco alguno; el único día en que no se trabaja es cuando llueve. Es duro y al principio, te cuesta adaptarte. Pero como es trabajo de temporada y se paga bien, después me permite viajar.

– Toman mucha cerveza los alemanes…
– Sí… pero saben tomar. La toman de a poquito, despacito, para que el cuerpo la vaya asimilando. Jamás presencié problema alguno motivado por el alcohol… a lo sumo, alguno que se pone un poco más alegre, pero de ahí no para.

– ¿Se les vende cerveza a los menores?.
– Únicamente a los mayores de dieciséis… y es una norma que se cumple.

– ¿Es cierto que toman la cerveza casi a temperatura natural?.
– No… no la toman congelada como aquí, la toman a tres o cuatro grados.

– ¿Hay diferencias con la cerveza argentina?.
– Sí, tiene más cuerpo. Yo casi no tomo cuando trabajo – palabra scout – pero me gusta más que la de acá. Se consume mucho una cerveza que es de levadura de trigo y que es más amarga y de color marroncito… la recomiendan los médicos porque dicen que es muy buena para los riñones y el hígado.

– Finalizada la temporada, te queda dinero y tiempo para viajar…
– Especialmente, me gusta recorrer Asia. Ya fui nueve veces a la India, donde tengo muchos amigos.

– ¿Qué te atrae de la India?.
– Es un país algo caótico – sobre todo, en las grandes ciudades – pero me gusta la gente, el movimiento, los colores, los olores, su historia y su cultura… fundamentalmente, me gusta la cordialidad y dulzura de la gente. En los suburbios humildes, los chicos, que andan descalzos, son muy simpáticos y me hacen recordar mi infancia aquí en Caseros: juegan a las bolitas, a las figuritas, a empujar un aro con un alambre, al elástico…

– Se dice de la India que hay mucha pobreza, mucha suciedad…
– No tanto como se muestra por televisión. En Formosa, en Chaco o en Posadas conocí lugares iguales o más pobres que la India. Y en cuanto a la suciedad… hay lugares de Caseros donde veo tanta basura amontonada como en Calcuta.

– ¿Es cierto lo de la sacralización de la vaca?.
– Se la respeta y se la venera aunque no hay templo alguno consagrado a la vaca. Andan sueltas por toda la ciudad. Si a alguna se le ocurre echarse en el medio de la calle, el tránsito la respeta… a los conductores ni se les ocurre espantarla a bocinazos. Si la vaca se mete en una casa es recibida con alegría como si fuera Dios quien ingresó al hogar y se le permite estar hasta cuando tenga ganas. Ahora, claro, si se le da por comer la mercadería que un verdulero pone en exhibición, el buen hombre seguramente agarrara una vara y le golpeará el anca hasta que se vaya porque, claro, muy santa serás pero no te comas mi negocio.

– ¿Continúa implementándose el sistema de castas?.
– Está prohibido pero sigue activo. Hay cuatro o cinco castas que van desde la principal, los brahamanes, hasta ‘los intocables’ que son quienes limpian las calles, las cloacas… No es tan terrible como lo fue en el pasado pero el sistema de castas sigue en pie. Hay castas y subcastas… es un sistema bastante complejo para explicar.

– ¿Los matrimonios continúan concertándose?.
– Los padres son los que eligen el candidata o la candidata para su hijo o hija. Dentro de su misma casta y condición social. Una semana antes del casamiento le presentan el candidato a su hija y le dicen ‘con éste te vas a casar’.

– ¿La chica no puede negarse?.
– Conocí un caso personalmente, en una casa que suelo visitar. Le pregunte a la chica: «Hashimi… ¿Y el amor?». Me contestó: «El amor viene después… ¿A que padre se le ocurriría no elegir el mejor candidata para su hija?».

– ¿En qué idioma te comunicas con ellos?.
– En inglés… al principio te das cuenta que el inglés que aprendes en el secundario no te sirve para nada pero después te las arreglás; incluso, en los países donde los habitantes hablan poco inglés – por ejemplo, China – con buena voluntad te la arreglás para darte a entender.

– ¿En qué viajás?
– En avión hasta el país que elijo visitar. Después, cargo la mochila y puedo viajar en tren, autobús, camión o lo que venga; incluso, hasta viajé en carreta y tractor. En Asia, no se estila ‘hacer dedo’. Después, paro en hoteles de media estrella (algunos le dicen ‘media cucaracha’)… pero ¡ojo!… son limpios y baratos y son los menores lugares para conocer gente de distintos países. En la India hay trenes por todos lados y, en segunda clase, se viaja bastante bien. En tercera clase se viaja como sardinas, pero los vagones son separados – para hombres y para mujeres -y eso se respeta incluso cuando el vagón reservado para las mujeres esté medio vacío.

– ¿Viajas solo?.
– Casi siempre. Para mí, es la mejor manera de viajar. Conocí grupos de mochileros que al cuarto o quinto día empezaban a pelearse y se reencontraban recién en el aeropuerto, el día
del regreso. Prefiero ir solo porque, como soy muy curioso y me gusta investigar, soy de meterme en lugares no acostumbrados; por ejemplo, me gusta visitar los suburbios o los cementerios y no todos piensan lo mismo. Para viajar acompañado, tengo que estar muy compenetrado con la persona.

-¿No tenés miedo?.
– No, porque son lugares seguros. Me siento más tranquilo si la noche me agarra en una estación de tren de Bangla Desh que en las estaciones de Laferrere o Isidro Casanova… palabra scout.

-¿Jamás te pasó algo?.
– Una sola vez. Fue en Filipinas donde una familia, muy simpática, me invitó a compartir el almuerzo. Esa tarde, yo debía embarcarme. Se ve que me pusieron droga en el plato porque me desperté, a las nueve de la noche, en el camarote que tenía reservado en el barco. Me habían robado la plata… apenas si me dejaron algo para gastos menores. No me robaron la cámara fotográfica ni la filmadora. Dicen que estos episodios se están repitiendo en Vietnam, en la India donde te drogan para robarte. No son episodios violentos. En general, en Asia los turistas son muy respetados; en China, los que delinquen contra turistas son severamente castigados.

– ¿Alguna vez sentiste que peligró tu vida?.
– Tuve miedo en Pakistán cuando un vendaval, nos sorprendió – estaba acompañado por un irlandés y un mejicano – a 1800 metros de altura. Tardamos diez horas en bajar porque caminábamos con la nieve hasta la cintura… tenía miedo porque se venía la noche y podía pisar mal y caer en a algún precipicio.

– Habrás probado platos extraños…
– Serpiente… es muy rica, especialmente la cobra frita; alacranes; ratas… la rata es muy popular en Laos, pero no es la rata que nosotros conocemos, son las llamadas ‘ratas de los bosques de bambú’, alimentadas con brotes de bambú. Lo que nunca comí fue ni perro ni gato, que son platos populares en China y se consiguen en cualquier mercado. En la India, acostumbro comer con la mano, como ellos. Comen con la mano derecha… jamás con la izquierda, la ‘impura’, porque es la utilizada para limpiarse cuando van al baño. Hacen un bollito con la comida, la colocan en la palma de la mano como si fuera una cuchara y, con el pulgar, empujan el bollito dentro de la boca. Se come con la mano porque dicen que el cubierto de metal contamina el alimento.

– Viajar tanto te habrá impedido formar tu propia familia.
– A cambio, me permitió ganar amigos en todo el mundo. Por supuesto, también conservo a mis amigos de Caseros donde regreso cada tres años. Ahora, a fin de febrero, parto para Australia y Nueva Zelanda donde voy a visitar amigos antes de empezar la temporada de trabajo en Alemania.

– ¿Cómo ves a Caseros en cada regreso?.
– Bueno, no puedo ser imparcial porque es el barrio donde me crié, donde viven mis familiares y donde tengo tantos afectos… pero me amarga ver la suciedad… lo veo muy sucio a Caseros… hay una frase en India que dice así: «El primer día ves Ia suciedad; el segundo día, ves la suciedad; el tercer día no la ves más». Me amarga ver las calles rotas, la inseguridad, el tránsito, lo desaprensivo que son algunos conductores que manejan mientras hablan por el celular… pero es mi barrio y lo quiero.

– ¿Cómo pensás que será tu vida cuando seas una persona mayor?.
– Me imagino viviendo seis meses en Argentina y el resto del año en la India, recorriendo los alrededores. Ojalá pueda hacerlo así porque la vida es corta y hay que aprovecharla disfrutando al máximoPalabra scout.

 

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