A Juan Laborde, lo entrevisté a fines de los ‘90. Llegó a nuestra redacción diez minutos antes de lo acordado. “Esto lo aprendí de Luis (Sandrini), un tipazo – dijo – él ejercitaba la puntualidad”.

Laborde fue actor de teatro, radioteatro, cine y televisión; presentador de espectáculos, guionista y poeta. Además, fue el primer director de Ceremonial que tuvo nuestro distrito. Junto a su madre, su padre, señalero del ferrocarril Pacífico y trece hermanos vivió en una casa que se levantaba donde actualmente se encuentra la Municipalidad.

“Ese lugar estaba lleno de árboles; con mi amigo Nisi, quien fue un eximio bandeonista, nos trasladábamos de rama en rama y pegábamos la vuelta manzana a lo Tarzán, sin bajarnos… en un pino que todavía está en pie, coloqué un trapecio y hacia malabares”, recordó Juan que durante un tiempo lució su destreza en las alturas del célebre circo de los hermanos Rivero, quienes fueron nativos de estos pagos. Pero la vida le reservaba otros cielos. La primera señal se le manifestó cuando en una fiesta escolar en la escuela 83 (actual 45) hizo una aplaudida interpretación de un italiano chispeante que viajaba en las carabelas conducidas por don Cristóbal.

Poco tiempo después,  los Laborde dejaron esta geografía siguiendo al padre señalero, destinado a Mendoza. Los escenarios cuyanos aguantaron los pasos aficionados del ya ex trapecista en obras de poca monta hasta que el legendario Hilario Cuadros – director de ‘Los Trovadores de Cuyo”– le descubrió pinta de algo y lo contrató como presentador durante sus giras artísticas.
De regreso en Caseros, se enroló en las filas del Centro Criollo “Culto a la Tradición” – dirigido por Filomeno Acuña– donde protagonizó obras camperas. “Hicimos muchas presentaciones en el Salón Caseros y en el club Colón

RADIOTEATRO
Corría 1936 cuando un amigo lo acercó a radio Del Pueblo donde entreveró su voz con las de nenes de la talla de Chiapes, Bates, Audón López, Ocampo, Pulido, el Negro Faustino, Churrinche“Radio del Pueblo fue la verdadera cuna del radioteatro”, sentenció mientras se recordaba como un actor “característico” (genérico) condición que le permitió asumir infinitos personajes. Tiempos en que la imaginación de la audiencia se excitaba con los formidables huracanes que provocaba un rodillo rozando una lona y con el galope salvaje de un malón inventado con palmadas sobre el pecho. Tiempos en que todo estaba claro: los personajes buenos eran lindos, impecables y los malos, además de feos, “se comían a los chicos crudos”.

“Había uno –Machenzo, el maldito– que cuando íbamos de gira por los barrios tenía que salir custodiado… pobre Aladio (el tal Machenzo)… era más buenazo que el pan”.
Tanto era el éxito de las radionovelas que cuando se presentaban en los barrios era casi inmediata la aparición del cartelito anunciando que se habían agotado las localidades.

“Y si las entradas no se vendían enseguida, se modificaba el guión durante la semana para crear más expectativa… recuerdo una obra en la que a un estanciero le habían robado la estancia, la mujer y encima le cortaron la lengua de tal manera que apenas farfullaba. Bueno, resultó que al productor le informaron que había un lote de localidades sin vender… ¿¡Qué hace, entonces!? llama al guionista y le dice: ‘Cortale otro pedazo de lengua a ver si vendemos el resto de las entradas’ “.

“Los radioteatros de Del Pueblo eran truculentos: ‘La tumba vacía, ‘El rancho maldito’, ‘La casa embrujada’…”.
En 1942, Laborde ingresó aradio El Mundo que era lo máximo en toda Sudamérica”. En la emisora de la calle Maipú se codeó con Roberto Escalada, Roberto Airaldi, Eduardo Rudy, Fernando Siro, Hilda Bernard, Malvina Pastorino, Inés Moreno, Tincho Zabala, Sara Prósperi, Milagros de Ia Vega, Irma Roy
“Yo estaba en el elenco que dirigía Armando Discépolo.

Durante veinte años, acompañó a ‘Felipe’ (Sandrini) y, entre otros, a Pedrito Quartucci en ‘El Relámpago’.
“Actuábamos siempre con público en el estudio… ¡Qué cosa! pensar que era Beatriz Taibo quien atendía los llamados”.
“El Mundo era una radio muy ceremoniosa; los locutores tenían que tener todos el mismo tono de Julio César Barton.
Laborde también fue integrante de la televisiva Telecómicos y protagonizó tres películas junto a Eduardo Cuitiño, Angel Magaña y Delfy de Ortega.

CEREMONIAL
En 1963, Laborde fue convocado por el entonces intendente Roberto D’Elía para organizar la dirección de Ceremonial en nuestro naciente distrito. En aquellos años, nuestra Municipalidad ocupaba el edificio donde supo levantarse la desaparecida escuela N° 33: Lisandro Medina, entre Sabattini y De Tata.
“Estuve en ese cargo hasta que me jubilé, en el ‘78. Trabajé con diecinueve intendentes”.

En aquella década del 60 era el conductor obligado de los concurridos corsos que se desarrollaban en avenida San Martín, entre Alberdi y Bonifacini.
“El escenario se instalaba frente a la Asociación Fomentó de Caseros; se elegía a la reina y actuaban artistas como Susy Leiva o los Quilla Huasi; desfilaban cuatro murgas por noche”.

El corazón de Laborde estaba marcado a fuego por el amor a su esposa Ángela Tita Pelladio, con quien estuvo casado durante 53 años. Tita falleció en 1996. El matrimonio tuvo tres hijos: Juan Carlos (el conocido actor Gabriel Laborde), Ángel Martín, músico, y Amancay.

Cuando lo entrevistamos a aquel trepador de árboles caserinos andaba pisando sus noventa abriles con envidiable energía y lucidez. Le gustaba dibujar, escribir poemas y, como todavía le quedaba resto, despuntaba el vicio con una creación de su cosecha “Pascualito Zapida cuenta cosas de la vida”, programa radial apadrinado por Darío Vittori y que se emitía por FM Tradición. Con ese espacio radial, don Juan Laborde intentaba “revivir lo que fue el viejo radioteatro”. Genio y figura.

Falleció el 1 de febrero de 2004, a sus 95 años.

 

 

 

 

Años ´60. Laborde conduce el Carnaval en Caseros. El escenario estaba instalado en av. San Martín, entre Sabattini y De Tata.