PEPE Y LUIS GALERA
By Caseros y su Gente

PEPE Y LUIS GALERA

Hace años, entrevistamos a dos de los seis hermanos Galera, muy queridos vecinos de la calle Fernandes D’Oliveira, entre Esteban Merlo y Cafferata.
Tanto José (ya fallecido) como Luis son parte de la historia entrañable de Caseros. Conocerlos es también surcar la memoria de un barrio ya ausente pero inolvidable.
Pase y lea, estimado vecino, lo que aquella vez nos contaron:

JOSÉ: Llegamos a Caseros en el ’29. Éramos seis hermanos, papá (don José Antonio) y mamá (Timotea). Fuimos a parar al Barrio Chino, a la calle Hornos, entre De Tata y Sabattini. Ahí estuvimos un tiempo hasta que papá compró un rancho y dos lotes en Fernandes D’Oliveira, entre Merlo y Cafferata.

LUIS: Era un rancho que tenía 140 chapas… las conté cuando, después de muchos años, lo desarmamos. El piso era de cemento, las chapas estaban revestidas con arpillera blanqueada para que no pasara tanto el frío.

JOSÉ: El rancho tenía una letrina con una caja de madera para sentarnos… Papá había puesto un tanque arriba del techo, con una canilla que la abríamos cuando nos bañábamos; en invierno, nos bañábamos con el fuentón como en las películas de cowboys… mamá era rigurosa con la higiene, era una mujer de campo, muy dedicada a la crianza de sus hijos.

LUIS: En los lotes teníamos gallinas y un montón de árboles frutales: ciruelos, duraznos, kinotos, lima, pelones, mandarinas, manzanas, damascos… tuvimos una infancia humilde pero de comer no nos faltó; comer, comíamos bien.

 JOSE: Papá era guarda del ferrocarril Pacifico. Cada tanto, iba a Mendoza con El Cuyano o el tren estafeta. Cuando volvía, traía de todo: un costillar, grappa para todo el barrio, verdura… traía unas latas grandes llenas de miel pura… era tan dura que la cortábamos en pedazos y la comíamos como caramelos.

LUIS: Papá era andaluz, de Almería. Llegó a la Argentina escapando de la miseria de España. Era muy, muy trabajador… también era farrista, le gustaba contar cuentos, pero no era mentiroso como dicen que son los andaluces… era de agrandar las cosas, un poco exagerado a veces.

JOSÉ: Cuando llegó de España se fue a Villa María ( Córdoba) donde conoció a mama y se casó. Ahí nací yo que soy el mayor de los hermanos… después, anduvimos por muchos lados… La Carlota, Villa Mercedes, Rufino, Bouchardo, Huinca Renancó…
LUIS: En Huinca Renancó nací yo que soy el menor. Llegamos a Caseros cuando yo tenía tres años.

ESCUELAS MORRIS

JOSÉ: Yo hice quinto y sexto grado en los Institutos Filantrópicos Argentinos, en Palermo… más conocidos como las Escuelas Morris. Tengo muy buenos recuerdos del finado míster Morris. Su esposa tocaba el armonio y él nos hacía cantar. Era un filántropo… hasta ropa nos daba, en invierno nos regalaba una tricota… el primer pantalón largo me lo dio él… todavía tengo un himnario con salmos, dedicado por él. La obra que hizo fue extraordinaria. No tenía mucha plata pero sabíamos que se la pasaba mangando para darnos cosas a los alumnos.

LUIS: Yo fui a la escuelas Morris desde el kindergarden… aquí ni se conocía esa palabra. Era un hombre chiquito, parecido a Carlitos Chaplín… me parece verlo con su delantal gris cuando venía adonde hacíamos gimnasia para repartirnos galletitas.

JOSÉ: El recuperó a muchos que ya enfilaban para el camino de ser malandras y los trajo para el sendero del bien. Hay una película – «Cuando en el cielo pasen lista»– que trata sobre su vida; la protagonizó Ibáñez Menta en el papel de míster Morris.

LUIS: A mí me llevaban a la escuela mis hermanos. En el tren, había dos vagones de primera clase reservados exclusivamente para escolares. Cuando yo ya era más grande y viajaba solo, mi mamá me había hecho una bolsa para que a la salida del colegio comprara el pan en «La Burdalesa» (Oro y Santa Fe) porque era muy rico y porque valía un centavo menos que en Caseros. El nivel de las escuelas Morris era muy bueno… yo me cotejaba con los chicos de acá, de Caseros, y siempre andaba un año adelantado en cuanto a conocimientos.

EL TRABAJO

JOSÉ: En casa, siempre estuvo la cultura del laburo. Yo era repartidor -a carro y caballo- del almacén de Ricardo Abalde (Rauch y Sabattini)… cuando llegaba el mediodía, salía disparando para tomar el tren de las doce y pico para ir a la escuela. Después, trabaje en una fábrica de cabezas para sifones, en la fábrica de azulejos Hurlingham, fui gastronómico… y terminé jubilándome como herrero de obra.

LUIS: Yo fui aprendiz de carpintero de Madrigano; empleado de la fábrica de cepillos -marca Merko – de Fenoglio & Iriondo, en Mitre, entre avenida San Martín y David Magdalena; fui carpintero de los almacenes Alianza; tuve un corralón donde me fue mal; fui camionero -tenía un Ford 900- en medio del monte santiagueño y trabajé en las obras de circunvalación en Bahía Blanca… trabajé con mi hermano Carlos, que era hielero y tenía un reparto de 600 clientes; le compré un reparto de diarios a Armando Vergés… En 1974, le compré la parada de venta de diarios a Lucchetti, en Mitre y 3 de Febrero, la compré cara pero era tanta la inflación que a los tres meses ya la había pagado.

JOSÉ: A mi esposa la conocí en una milonga en el club Unión (Moreno y San Jorge). Ella, que era de Villa del Parque, vino a visitar a unas primas en Caseros y así nos conocimos. Yo iba seguido al Unión; especialmente, en la época de las grandes orquestas. También seguía a todos lados a la Típica Columbia que dirigían Varvuzza-Nissi.

LUIS: Yo también conocí a mi señora en el club Unión. Me gustaba mucho también jugar al futbol, cada momento libre era para darle a la pelota… era de jugar en forma impetuosa porque tenía físico grande. En el barrio, había baldíos por todos lados… en Fernandes D’Oliveira y Parodi había una laguna donde íbamos a agarrar pececitos de colores, aunque parezca increíble.

JOSÉ: Yo era de ir a La Excavadora… nos bañábamos y salíamos llenos de sanguijuelas… son unos bichitos que se pegan como una ventosa y cuando uno quiere sacárselos se estiran.

EL ZONDA

LUIS: Al Zonda yo fui a ver mucho boxeo… ahí vi pelear a Salvarezza, Nayen, los créditos de Caseros y a Pascualito Pérez cuando era campeón olímpico. Las peleas se veían bárbaro desde los palcos que estaban sin terminar pero se podían usar. En ese lugar, representaron obras de teatro, hubo patinaje artístico de muy buenas compañías, se presentó la gente de «Chispazos de tradición»… era un lugar bárbaro.

JOSÉ: Me acuerdo cuando vino el dúo Bono-Striano… no cabía ni un alfiler más… Ahí también se hicieron festivales y kermesses que se llenaban de vecinos. También fueron famosos los bailes del Zonda pero yo no iba porque era un ambiente medio fulero.

LUIS: José siempre fue de mucho trabajar porque, al ser el hermano mayor, tenía que ayudar en casa… yo la pasé más liviana; en cambio, fui el único que hice la conscripción.

JOSÉ: Me gusta mantenerme en actividad… por eso me siento bien a la edad que tengo. Le doy una mano a Luis en el quiosco. A la tardecita, me gusta cruzarme al club Unión, que ahora está ubicado enfrente de casa, y jugar un truquito con la barra.

LUIS: A mí lo que me gusta es viajar, conozco casi todas las provincias.

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