UNA REALIDAD
Ayer, en la céntrica 3 de Febrero, entre Valentín Gómez y Urquiza, observé a un grupo de obreros trabajando sobre las veredas.

Relacioné la obra con la prometida y promocionada renovación de la conocida arteria comercial que se extenderá hasta el cruce con avenida Mitre, incluyendo la puesta en valor de las pérgolas, las luminarias, colocación de amoblamientos, plantas ornamentales, etc.

OTRA REALIDAD

En Ángel Pini y República, desde hace décadas, los vecinos y comerciantes aledaños padecen el abandono tantas veces denunciados en este portal.

El martirio – además de intolerable por la fetidez acrecentada por las temperaturas altas – amenaza la salud por lo contaminante y enfermizo.

Cada tanto, cuando el montículo se torna desmesurado, se le prende fuego. Las llamas adquieren tal dimensión que sólo pueden ser sofocadas por el auxilio de los bomberos.

La frecuencia de estos incendios generó que la columna metálica de alumbrado se inclinara peligrosamente sobre la casa más cercana donde vive una familia y, en la prefabricada del fondo, una persona mayor.

Están rogando que el próximo incendio, o un temporal climático, no concluya con un desenlace fatal si la columna llegara a desmoronarse sobre la vivienda.

PRIORIDADES

Sin duda, la innovación de la calle 3 de Febrero generará entusiasmo y aplauso. Es lógico y es la lógica que se aplica desde tiempo inmemorial. Sin embargo, de una vez por todas, es preciso revisar las prioridades.