En los años ’60, le competía a la ya tradicional Ottonelli.
Ubicada en av. San Martín, entre Urquiza y Valentín Gómez, La Napolitana fue sucesora de otra llamada San Miguel y ésta, antecesora de la vigente Santa Lucía.

LN solía beneficiarse con los concurrentes al cine Urquiza quienes tras batirse a duelo con Gary Cooper, enamorarse de Marylin o de Cary Grant o morir de risa con Peter Sellers, desahogaban tanta emoción con dos de muzzarella con fainá y un moscato, ingredientes infaltables para que una jornada de cine sea considerada completa.

Cuando se estrenaba una de Sandrini, concurrían tantos espectadores que tenían que llamar a a la policía, que se acercaba a caballo, para que impusiera cierto orden, nos aseguró Blas Mercado, titular del local de la pizzería. También, recordó que la gente del cine acostumbraba pedir sillas al comercio gastronómico porque los espectadores ocupaban hasta los pasillos.