“Pueblo jujeño… La patria les reclama un gran sacrificio: abandonar la ciudad y las fincas, quemar los campos sembrados, arrear los animales. A los ojos del español invasor, sólo debe quedar tierra arrasada…”, proclamó el general Manuel Belgrano.
Fue en la noche del 22 de agosto de 1812 – hoy se cumplen 209 años – cuando nuestros hermanos del norte dejaron sus tierras tras quemar sus casas, matar el ganado, envenenar vertientes, tapar pozos de agua.
Ninguna provisión debía quedar en manos del enemigo que avanzaba desde el Alto Perú.
“…lo peor es que son llamados por los desnaturalizados que viven entre nosotros y que no pierden arbitrios para que nuestros sagrados derechos de libertad, propiedad y seguridad sean ultrajados y volváis a la esclavitud. Llegó, pues, la época en que manifestéis vuestro heroísmo y de que vengáis a reuniros al Ejército de mi mando, si como aseguráis queréis ser libres”, enfatizó Belgrano.
De esta manera, el creador de nuestra bandera y el pueblo jujeño impidieron que manos enemigas pudieran usufructuar su irrupción en el norte y continuar con su avanzada.
A la vez, los patriotas pudieron hacerse fuertes en Tucumán donde, un mes más tarde, se libró la batalla que fue clave en la Guerra de la Independencia.