Inmigrante calabrés, se radicó en Caseros y se hizo cargo de la legendaria pizzería que cerró en 2020, tras una destacada trayectoria de 81 años de existencia.

La bisnieta de Pepe Montesano – Macarena Potenza – alguna vez lo recordó así:

“La segunda guerra mundial dejó a Europa sumergida en la pobreza. Muchas personas decidieron partir hacia otras tierras. Con dolor, dejaron sus pueblos natales y todos sus afectos.

“El gobierno argentino promovía estos viajes, recibiendo inmigrantes de toda Europa con el fin de aumentar la población. Estos hombres y mujeres llegaron y comenzaron a trabajar sin descanso, buscando un mejor futuro para ellos y sus familias y colaborando con el progreso del país.

“Pasado un tiempo prudencial, comenzaron a llamar a sus familias con puestos de trabajo asegurados. Fue entre estos hombres que mi bisabuelo José Montesano dejó su tan amada Italia en busca de una posibilidad que cambiara su vida y la de su familia.

“Mi nono, el 3 de marzo de 1949 pisó por primera vez nuestro suelo. Se estableció en Dock Sud compartiendo, con otros paisanos, los típicos conventillos. No habían pasado veinticuatro horas cuando comenzó a trabajar en la fabrica SIAT, dedicada a la producción de caños. Era un simple obrero, pero por su buena voluntad, disposición por el trabajo, fue ascendido a capataz y premiado con una medalla por no haber faltado un solo día.

“Pasados cinco años, pudo llamar a su esposa Caterina y a su primogénita Teresina, quienes llegaron en mayo de 1954. Alquilaron una casa en Avellaneda, frente a la plaza Jaramillo. Vivieron junto a otras dos familias y compartían el patio y el baño. Estando allí, nació su segunda hija, María Susana.

“Dos años después, fueron a vivir a una casa más cómoda en el barrio de Mataderos. El destino le ofrecía distintas oportunidades y decidió dejar de ser capataz de la fábrica para convertirse en un comerciante sin experiencia.

CASEROS – OTTONELLI

“Fue entonces que llegaron a Caseros y se hicieron cargo, juntamente con otros familiares, de una sencilla pizzería de barrio que funcionaba desde 1939. Su fundador había sido José Ottonelli.

“La pizzería, con su característico horno a leña, fue el lugar de encuentro obligado después de salir del cine Paramount. Fue el lugar donde se inspiraron poetas, cantantes, escritores y artistas. Fue el lugar donde cientos de jóvenes soñaron el camino hacia el altar. Mis nonos formaron parte de la historia de casi todos los caserinos.

“Pero en 1998, después de más de 40 años de gran empeño, se desgastó la vitalidad. Era imposible continuar esa vida cada vez más sacrificada, sin pausa y sin descanso, y decidieron alquilar el negocio a un querido amigo, Pocho Berro, con la esperanza de que sus nietos tomaran su lugar en el momento oportuno.

“Pero la vida de mi nono, poco a poco, se fue apagando hasta que el 21 de marzo de 2007, silenciosamente, sin despedirse, con las hojas del primer día de otoño, se fue envuelto en el dorado color de los sueños.

“Hoy, nono, te recordamos con admiración. No fuiste una persona ‘simple’ a pesar de que nunca perdiste tu simpleza. Fuiste un baluarte para todos quienes somos tu familia. Y de eso me siento orgullosa. Nos trasmitiste los verdaderos valores de la vida altruista. No era necesario pedirte ayuda, te ofrecías cuando veías la necesidad. Nono querido, quedarás por siempre en nuestros corazones y en los de aquéllos que te conocieron de verdad.

“Nono: me imagino que ahora estás sentado a una gran mesa con tus queridos amigos que te precedieron: Augusto Costa, El Negro Estrada, Oscar Feldman, Pedro Elorza, Walter Ormadilla, Alberico Moretta, Genaro Marsiglio, Oscar Palacios y muchos otros cuyos nombres no recordamos pero que sé que los llevabas siempre en tu corazón.

“Sé que vos, nono Pepe, jamás serás olvidado pues siempre estarás en el corazón de tu familia y de los muchos amigos que dejaste y, por tal motivo, siempre seguirás viviendo, siempre seguirás siendo ‘Ottonelli’.

“Pedías con amor que te acompañaran a tu tan amada Italia. Querías volver a ver a tu familia pero no fue posible. Y por eso que tanto deseabas, te llevamos, en tu descanso final, tu tierra añorada. Como ves, todo vuelve a sus orígenes. Aunque siempre has amado a esta querida Argentina, tu patria por adopción, a la que nos enseñaste a amar sin límites porque te acogió con amor, con igualdad de condiciones, con respeto… y por todo esto elegiste a este país para dejar tus semillas.

“El 13 de abril de 2007, hiciste tu última parada en la puerta de la pizzería Ottonelli, te ibas para Ezeiza para partir en tu último viaje. Los presentes te despedimos en silencio, con lágrimas de emoción. Caseros te saludó, has sido un gran hombre, amado esposo, padre, abuelo, bisabuelo y amigo de todos los que tuvieron la suerte de conocerte y compartir tu vida. Nunca te olvidaré, querido nono Pepe, permanecerás siempre en mi corazón”.

 

NdeR: Teresina “Sina” Potenza, hija de José Pepe Montesano – quien falleció a sus 81 años y vivía en la calle Andrés Ferreyra, entre Belgrano y Moreno -, contó que pocos días antes de fallecer, su padre le había manifestado su deseo de regresar a Italia. Como Macarena relata en la nota, en la mañana del viernes, los restos de Pepe fueron enviados a Filogaso (Calabria), su pueblo natal. El cortejo, antes de dirigirse para Ezeiza, se detuvo en 3 de Febrero y Urquiza, frente a la pizzería Ottonelli.

En Filogaso, los restos fueron esperados por sus familiares, acompañados por centenares de vecinos, en la entrada al pueblo. A mano, el féretro fue trasladado hasta la iglesia principal donde el sacerdote, tras oficiar la misa, leyó una emotiva carta de homenaje, escrita por Teresina. Siguiendo las costumbres del pueblo, un violinista interpretó un solemne fragmento de la Opera Nabuco, de Verdi. Luego, los restos de Montesano fueron sepultados en el cementerio de Filogaso.

Caterina, la esposa de José Montesano continúa residiendo en la casa de la calle Andrés Ferreyra.