La firma Mehaudy, especializada en la fabricación de aparatos para vidrieristas, presentó en 1963, un nuevo prototipo de maniquí. Se trataba de un modelo masculino con cabellera acorde al look de la época y tupidos bigotes.
Néstor Crivelli – comerciante de avenida San Martín y Nicaragua – quedó encantado con el modelo pero pocos opinaron lo mismo y el muñeco, dada la escasa aprobación, no llegó a fabricarse en cantidad. Sólo quedó el de muestra que nuestro vecino se trajo para Caseros.
Plantado en la entrada de Néstor Sport y bautizado como Juancito, el maniquí con el correr de los años, se transformó en toda una institución en Caseros. Ha generado más de una situación cómica, enredos, sustos y disparates. Muchos, bromeando, lo saludan y otros lo saludan en serio o le preguntan dónde para el 53. Él, como si nada. Con flemática actitud, hace valer el honor de ser único en su especie y ni siquiera se digna a responder, sólo se manifiesta con su eterna sonrisa. Más de una vez fue atropellado o cayó derribado por el viento y necesitó ser recauchutado.
Para estos tiempos, cumple 59 años. Se entristeció durante la construcción del túnel, en 1987, que lo alejó de la gente por unos meses y convive con la fama que lo somete a sesiones fotográficas de todo tipo, “hasta los mormones que caminan el barrio se paran para enviar la postal a Estados Unidos”, porque allá tampoco hay Juancito alguno.
Néstor Crivelli (f), quien inauguró su comercio cinco años antes de la llegada del legendario maniquí, jamás imaginó que terminaría convirtiéndose en un distintivo de Caseros.
Lo cierto es que Juancito está allí, luciendo la ropa de cada temporada, más allá de los túneles, inflaciones y afines. Conserva su sonrisa intacta, su pelo peinado y su prolijo bigote, sorprendiendo a propios y extraños que creen ingenuamente, que apenas se trata de un simple maniquí.
Sergio García
Nota realizada para la revista Inolvidables
NdeR: Juancito, desde inicios de la pandemia, fue trasladado desde la entrada a Néstor Sport al centro de la vidriera principal, donde continúa luciendo su conocida estampa.