Estuvo al frente, durante casi medio siglo, del taller de compostura de calzado, ubicado en la calle Andrés Ferreyra, casi esquina entre Belgrano.

Había nacido el 19 de julio de 1945, en Castellucio Superiore (Italia). Cuando tenía catorce años, llegó a Argentina junto a sus padres y a sus cuatro hermanos.

Ingresó como aprendiz de media suela y taco al taller de zapatos de Luis Veltri, a quien más adelante le compró el negocio, uno de los más antiguos de Caseros (su primer dueño fue el portugués don Alfredo).

Silvio se destacaba tanto por su amabilidad como por su capacidad de trabajo: fatigó jornadas de labor que se extendían hasta quince, dieciséis horas. Sus manos golpeando el martillo, las tachuelas en los labios apretados, sus bigotes y ojos despiertos fueron una postal de nuestro barrio.

¿Algunos de sus numerosos amigos? Farías, Antonio Prividera, Luis Veltri, Marta y Nelly, las chicas de ‘3+1’

Casado con Carmen Parrilla; el matrimonio tuvo cuatro hijos: Silvia, Gabriela, Marcelo y Claudio. Vivía en la calle Esquiú, entre Guido e Hidalgo.

Silvio Mastrolorenzo falleció, a sus apenas 60 años, el miércoles 11 de septiembre de 2002.

La zapatería dedicada a la compostura de calzados, su zapatería, la que inauguró en 1974, continúa abriendo sus puertas, atendida por su hijo Claudio y por sus nietos: Matías, Valentina y Gianfranco.

De alguna manera, Silvio también está presente.