De haber sobrevivido a sus irregularidades y adicciones, Tanguito cumpliría hoy 77 años.
Fue junto a Lito Nebbia, creador de La Balsa, himno generacional de los años ’60.
Nuestro vecino – quien fue alumno del instituto Nstra. Sra de La Merced y de la escuela Angel Pini – vivía en una casa sencilla de la calle Fernandes D’ Oliveira, casi esquina Puan, junto a sus padres, José (feriante) y María Josefa Correa (empleada doméstica), y su hermana Carmen.
Este lugar fue designado como la posta primera de la denominada Ruta del Rock 3F (foto).
Era alto, flaco, de pelo largo y crespo, de andar despreocupado.
Le gustaba mucho el cine, en especial las películas de Cantinflas y de Carlitos Chaplin.
Se contoneaba al caminar, al demorase en una charla, mientras compraba en el almacén, al esperar el tren, al transitar por la calle 3 de Febrero… esa música constante de su cuerpo le ganó, se dice, el apodo que lo inmortalizó: Tanguito. El apodo que, incluso, diluyó su verdadero nombre: José Alberto Iglesias, nacido el 16 de septiembre de 1945, en el hospital Thompson.
En Caseros, supo parar en la esquina de Carlos Tejedor y David Magdalena, en la plaza de Villa Pineral, en la disquería luzzol Musical, en Fernandes D’Oliveira y Garay…
A sus diecisiete años, empezó a frecuentar La Cueva, reducto transgresor de la calle Pueyrredón, en La Capital. Allí, cuando le preguntaban de que barrio provenía, respondía: ‘de Caseros City’.
En La Cueva fue compañero de Moris, Pajarito Zaguri, Miguel Abuelo, Javier Martínez, Spinetta, Litto Nebia , Sandro…
Tanguito, “con la cabeza sumergida en una media de mujer, zapaba con su guitarra e imitaba trompetas, saxos y baterías con la boca”, señaló el periodista Arturo M. Lozza.
Es probable que en esas noches interminables el muchacho de Caseros haya iniciado su contacto con las anfetaminas que tanto lo afectarían a lo largo de su vida.
Además de La Balsa, de su inspiración surgieron temas como Balada de Ramsés VII, Jinete, Amor de primavera, El hombre restante, Natural, El despertar en un refugio atómico…
A principios de los ’70, por su adicción a las drogas fue internado en el hospital Borda. Se escapó en la madrugada del 19 de mayo de 1972 e intentó tomar el tren que lo acercaría a su Caseros City…
Murió en un episodio nunca del todo bien aclarado en las vías del ferrocarril San Martín, entre Libertador y Puente Pacífico. Tenía apenas veintiséis años.
Hace un tiempo, la película Tango Feroz potenció su recuerdo. No hacía falta. Nuestro vecino de Villa Pineral siempre está presente cada vez que se escucha la melodía que cuenta la historia de un muchacho que eligió naufragar.