Aquel domingo de flamante primavera, el pueblo de Caseros se vistió de fiesta para asistir al emplazamiento de un mástil en avenida San Martín y Uruguay (actual Nstra. Sra. de La Merced).
Al recorrer la imagen que ilustra esta crónica, encontramos el galpón de la izquierda que con el correr del tiempo sería ocupado por la librería El Sol y que en la esquina de la iglesia, actualmente hay una serie de locales.
En diagonal, hoy abre sus puertas la fábrica de pastas Per Voi. Si paseáramos ahora por la ochava restante, nos toparíamos con un local de ventas de cerveza artesanal.
Observando la foto, también descubrimos a la avenida ya adoquinada, a vecinos trajeados y a damas de ropa oscura que, imaginamos, integrarían las familias más reconocidas del Caseros de entonces.
La derecha de la ilustración es acaparada por alumnos almidonados; algunos giran sus cabecitas ante la presencia del fotógrafo, al que suponemos, tapado con una manta, arriba de una escalera.
A la izquierda, descubrimos al vigilante en bicicleta “controlando” que el acto no se “desbordase”.
El mástil en cuestión supo pertenecer a la Fragata Sarmiento y fue instalado por iniciativa del primer cura y vicario que tuvo la iglesia Nstra. Sra. de La Merced: José Brendel. La bendición estuvo a cargo de monseñor Dionisio Napal, vicario de la Armada Nacional.
De la importancia del acto nos habla el hecho de que fue sobrevolado por escuadrillas de aviones que despegaron de la Base Aérea El Palomar.
Ese domingo, asistieron a la convocatoria, entre otros, los militares José Bergamini, Antonio Berardo y Víctor Vergani, quienes, semanas después, perecerían en un accidente aeronáutico en Itacumbú (Uruguay).
El mástil fue un referente del barrio hasta pasados los años ’60 cuando fue eliminado para favorecer el tránsito vehicular.