Hoy a la mañana, a sus 90 años, falleció Antonio Perpignano, oriundo de Potenza,  gastronómico de larga trayectoria.

El sábado 30 de agosto de 1975 – junto a su hermano Mario (f) – inauguró la muy conocida pizzería Santa Lucía, ubicada en av. San Martín, casi Moreno.

De a poco, el local se fue caracterizando por la excelencia de sus productos y la excelente atención brindada a su cada vez más numerosa clientela.

El conocido mozo del comercio – Daniel Bengolea – alguna vez nos confió el buen trato que siempre le brindaron los hermanos Perpignano… “siempre los sentí más familiares que empleadores”, nos aseguró.

Santa Lucía, junto a las ya desaparecidas Ottonelli y Poi, se convirtieron en referentes ineludibles de buen comer en nuestro distrito y alrededores.

Observar a Antonio detrás del mostrador era todo un espectáculo; en especial, cuando repetía de memoria, a sus cocineros, todos los pedidos que estaban pendientes.

Más de una vez me pregunté cómo hacía para recordar los numerosísimos y variados encargos.

Muy trabajador, fervoroso boquense, afable, y de sonrisa fácil, se convirtió en un personaje de Caseros.

En 2013, la gente de la Asociación Caseros Centenaria le entregó el “Caserino de Alma”.

En 2018, el comercio de avenida San Martín fue distinguido, por ordenanza municipal, como la primera  Pizzería Notable de Tres de Febrero (foto).

Antonio estaba casado con María Montemurro; el matrimonio – que durante mucho tiempo residió en España y Azcuénaga, en Caseros – tuvo cuatro hijos: Silvia, Nicolás, Miguel y Diego.

Antonio se mantuvo detrás del mostrador con el ímpetu y el fervor que lo caracterizaban hasta hace poco tiempo atrás, a pesar de su avanzada edad. La posta fue tomada por sus hijos Nicolás y Miguel.

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