Nuestro vecino de la calle Kennedy, entre Hornos y Olavarría, tuvo un sueño: que las vías que conectan a Caseros con Palomar estuvieran bordeadas por flores y más flores rosadas.

Lo soñó y lo concretó en un largo tramo de la calle Kennedy, en terrenos del ferrocarril.

Fue él quien se encargó personalmente de plantar una extendida hilera de «palos borrachos».

En varias oportunidades, los todavía “arbolitos” fueron arrancados por el trazado de algunas obras subterráneas o por la labor de algún vándalo, pero, tozudamente, Pocho continuó renovando la forestación.

Cuadra a cuadra, año a año, en la temporada apropiada, fue sumando retoños.

Alguna vez nos contó: «En casa tengo este año, por ejemplo, nueve o diez listos para plantar… me gusta el «palo borracho» porque es un árbol que no se apesta ni lo atacan las hormigas. El primer año, sí, hay que cuidarlos…».

No era extraño, entonces, verlo de pantalones cortos, en los atardeceres, echándole agua a sus queridos árboles. Y así lo hizo, durante décadas.

Raúl Carlos Pocho Roveta falleció el lunes 26 de mayo de 2014, a sus 87 años. Sin embargo, quien transite por la calle Kennedy, bajo un follaje rosado, sentirá que Pocho continúa entre nosotros.

NdeR: el sendero aeróbico que bordea las vías… ¿No merecería llamarse “Pocho Roveta”?