Ese jueves de casi primavera, la tapa de Clarín informaba en letra catástrofe que Israel bombardeaba a Egipto, que en Italia había amenaza de huelgas  y que la URSS acusaba a China de provocar serios incidentes.

Sobre estas latitudes,  el matutino – que por entonces se vendía a 25 pesos – anunciaba que el presidente de facto Juan Carlos Onganía se encontraba dispuesto a dar declaraciones a la prensa y, por otro lado, que en pocos meses se construirían 190 escuelas (ignoramos si la promesa fue cumplida).

En ese marco era esperable que nada se advirtiera de lo que sucedería esa mañana aquí, en Caseros, en la esquina donde se hacen arrumacos las calles Sarmiento, Mitre y Bahía Blanca (actual Fernandes D’Oliveira).

Sucedió que la gente de la muy activa biblioteca Alberdi tuvo la iniciativa de homenajear a Domingo Faustino Sarmiento. Por tal motivo, se dedicó a lo largo de ese 1969 (año en que el hombre había pisado la luna) para juntar los fondos que permitieran construir el pedestal, ornar el contorno y esculpir la imagen del ilustre sanjuanino.

El monumento se inauguró el Día del Maestro con la presencia de autoridades comunales, representantes de entidades medias, vecinos y delegaciones escolares.

Fueron el intendente Rómulo Repetto (ex director del periódico Nueva Era) y el presidente de la casa de libros Pedro Camilo López Ferraro (ex vicepresidente del Banco Central) quienes descubrieron la escultura, ante el aplauso cálido de los presentes.

Con el correr de los años, la obra – esculpida en bronce – fue robada y, por otro lado, vandalizadas sus sucedáneas construidas en material de menor valor.

Tiempo atrás, el triángulo limitado por las calles mencionadas fue renovado y tanto la plazoleta como el monumento se mantienen, afortunadamente, en buenas condiciones.