Década del 50. Con toda la pinta a cuestas, Ricardo Sachi y Francisco Cordero se apoyan en el mástil que se levantaba en Moreno y General López (actual San Jorge), en las instalaciones del legendario club Unión de Caseros. Según dicen los veteranos de la entidad, este mástil fue colocado, a instancias de los dirigentes de entonces con la intención de que el predio fuera declarado “de interés patriotrico” (¡ah, picarones!) e impedir el desalojo solicitado por los dueños de la propiedad.
A su inauguración, concurrió una delegación de la comisaría 1º, encabezada por el legendario subcomisario al que le decían “Pipita”, quien tenía fama de rapar a los melenudos y serruchar los tacones de los muchachos que intentaban ganar altura.