El arquitecto Hugo Robles dibujó este plano donde se exhiben las posiciones ocupadas por las fuerzas de Juan Manuel de Rosas y Justo José de Urquiza antes de librar – el 3 de Febrero de 1852 – la histórica batalla de Caseros.

DESARROLLO DEL COMBATE (datos extraídos del libro ‘El Museo Histórico del Palomar de Caseros’)

2 de febrero. Por la mañana, el ejército de Urquiza atravesó el río Reconquista pasando al descanso en las líneas del arroyo Morón. Los exploradores comprobaron la presencia de numerosas tropas rosistas a la altura de Caseros. En tanto, Rosas convocó a una reunión de altos mandos donde el coronel Chilavert manifestó su oposición a ocupar la posición defensiva de Caseros aconsejando retirar la artillería e infantería hacia Buenos Aires y, con la caballería, realizar una maniobra audaz atacando la retaguardia de Urquiza. Con excepción del coronel Díaz, todos los demás jefes desaprobaron el plan, resolviendo decidir la suerte en dicho sitio, defensivamente.

3 de febrero. Con las primeras luces, las fuerzas de Urquiza – 24.000 hombres y 50 piezas de artillería – cruzaron el arroyo Morón. La caballería pudo rodear los obstáculos por los lugares de vadeo, pero la infantería y artillería lo salvaron por un puente único situado a vanguardia del ala derecha. A las 7.30, el ejército había tendido su línea de batalla fuera del alcance del cañón, a un km. de distancia de la posición rosista. Rosas, frente al orden de batalla del atacante, desplazó sus 23 mil hombres, 50 piezas de artillería y cuatro coheteras.

DESARROLLO
Poco después de las ocho, se inició el fuego de artillería rompiéndolo las baterías rosistas, obligando a las piezas del brigadier brasileño Márquez de Zousa a colocar sus piezas en abrigo.

1° momento. A las nueve, Urquiza lanzó el ataque, con la principal masa de su caballería, contra el ala izquierda enemiga. La división Medina, que en un principio fue rechazada con fuertes pérdidas, logró cumplir con éxito su misión derrotando a los lanceros de Lagos. Esto obligó a Rosas a hacer intervenir su reserva (las divisiones Sosa y Bustos) pero fue contrarrestado por la caballería de Galarza y Avalos que arremetieron vigorosamente y con éxito. En esta ocasión, no hubo entreveros sangrientos y la resistencia rosista, al parecer, fue débil. Casi simultáneamente a la carga de caballería, se inició el ataque con las fuerzas que componían el ala izquierda del ejército de Urquiza.

2° momento. Ante la presión de los jefes aliados, la división brasileña y la división Galán iniciaron el ataque en todo el frente, alrededor del mediodía. En el ala izquierda rosista – ante la presión de la división Galán y estar desguarnecida su ala por la dispersión de la caballería – la Brigada Díaz inició con parte de sus fuerzas un repliegue, poniendo a su espalda el camino de Buenos Aires.

3° momento. Después del mediodía, gran parte de las fuerzas de Rosas había iniciado la retirada quedando aún firme el centro de la posición donde la brigada del coronel Argentino Díaz – apoyado por el fuego de las baterías de Chilavert – prolongaba su resistencia. Al ser embestida ambas agrupaciones por la división Galán y por las numerosas fuerzas de Urquiza que acudían por el ruido del combate sobre este foco de resistencia, se vieron obligados, ambos jefes, a deponer sus armas. Eran las dos de la tarde.

Total de muertos por una y otra parte: 400 hombres.