Era costumbre en mis años mozos: “Chau, vieja – le decía cada fin de semana a mi mamá – me voy a la esquina de Gandra”.
¿Adónde quedaba la esquina de Gandra?, se preguntarán. Simple: en Sarmiento y Pehuajó (actual Rebizzo). En esta esquina, sobre la derecha, cruzando la calle Rebizzo, apuntando hacia la estación Caseros, se encontraba un negocio de librería y reparación de radios a válvula que era atendido por los hermanos Ricardo, Francisco, Carmen y Rosa Gandra.

Era un local amplio, con pisos de machimbre, puertas y ventanas altas, donde se podía encontrar desde un tapiz y una goma de borrar hasta libros escolares. En ese lugar, único en la zona, no solamente íbamos a comprar artículos sino que, por las tardes, se reunían nuestros mayores para hablar de los más diversos temas del momento; incluidos, los políticos ¿Qué vecinos concurrían? Salomone, Varvuzza, Rebesco, Salvador, Francisco, Gianetta, los hermanos Cucarese, el doctor Ramón Landín, quien luego sería el primer intendente de Tres de Febrero y vivía a pocos metros del negocio y otros vecinos.

La calle Rebizzo, entre Sarmiento y 3 de Febrero, estaba pavimentada y era el lugar de nosotros, los menores, porque allí, en unos terrenos baldíos con árboles que daban su sombra en el verano, estaba la canchita para jugar a la bolita con los pibes del barrio: Carlos, Horacio, Enrique, Trulo, Negrito, Juan y otros chicos que venían de otros lados. La canchita siempre estaba cuidada y limpia. Cuando no se jugaba a la bolita, se formaban equipos de bochas y se jugaban buenos partidos.

También, se armaban picados de futbol con todas las controversias que originaban estos encuentros. En los tiempos de la figurita, todas las tardes llegábamos a la esquina y jugábamos a la tapadita, al espejito, al puchero, al mide y otros juegos que se pensaban en el momento. Nos desvivíamos por llenar el album para ganar la pelota de cuero y siempre, siempre, faltaba la más difícil. Recuerdo que un año, la figurita difícil fue El Nautilius y todos fuimos a otro barrio para conseguirla a cambio de otras muchas que teníamos repetidas.

Por la misma vereda, casi llegando a 3 de Febrero, se encontraba el Bar Munich, famoso por aquellos años. Los días de lluvia era todo muy triste, la esquina se inundaba y no se podía hacer nada; con el tiempo, llegaron los desagües.
Por la calle Sarmiento, pasaba el colectivo 14, de color anaranjado y negro, que con los años fue cambiando de color y número; en la actualidad es el 343 y es de color azul celeste. Ya los ecos de esas voces con alegrías y con ganas de pasarla bien no se oyen, el progreso dio paso a que el lugar ya no sea el mismo, los que éramos niños ya somos mayores de 60 y la esquina de Gandra hoy es un depósito. 

Agradezco a todos mis amigos que están y a los que han partido por aquellos momentos vividos.

DANY CUCARESE