BAR “RIVADAVIA”

Tuvo cierta popularidad en los años ’50. Estaba ubicado en Valentín Gómez (ex Rivadavia) y Andrés Ferreyra (local actualmente ocupado por una zapatillería), justo enfrente de la estación y también de su inmediato competidor, el Bar Pampa, reducto de dudosa y legendaria notoriedad.

El Bar “Rivadavia” se presentaba como una coqueta cafetería de sobria decoración y apretada superficie, sin espacio ni siquiera para mesas de billar.

Su propietario era Camilo Alvarez Portabales. El local solía ser concurrido por trabajadores de la legendaria fábrica de azulejos «VICRI» (situada en Gral. Hornos, entre las vías del ferrocarril Pacífico y Alberdi). Se dice que algunos de esos parroquianos, con el tiempo, se convirtieron en los titulares de la fábrica de Opalinas «Hurlingham».

En la fotografía que ilustra esta crónica, sorprendemos tratando de arreglar al mundo a Carlos Papadópulos, Hugo Agusti, Antonio Pisapio, Camilito (el hijo de don Camilo), Luis Oliveto y, con los por entonces muy usados tiradores, Norberto Valentine.