Durante mucho tiempo, esta cuadra fue un juntadero de yuyos, ratas y basura. En 2004, no sabemos gracias a quienes, limpiaron el lugar, construyeron la vereda y plantaron los retoños que refleja la imagen izquierda.

Diecisiete años después, aquellos retoños nos regalan a TODOS sus magnificencias. Y se lo debemos agradecer a esos vecinos que hace mucho tiempo pensaron más en sus sucesores que en ellos mismos.

Acostumbramos repetirlo: quien planta un árbol, desconoce si disfrutará su esplendor… pero igual lo planta, concretando un ejemplo de generosidad; en especial, en un barrio cada vez más devastado por la tala de árboles.

Sería interesante que la Municipalidad encare un plan racional de arbolado… y que lo encare aunque sus frutos los disfruten futuras gestiones comunales.

En calle Cafferata se demuestra que se puede pensar sin especulaciones.