La leyenda señala que la entidad nació por la fusión de dos grupos de muchachos que se alejaron de las dos instituciones que pisaban fuerte a fines de la década del 20: su homónimo, el Club Unión y el Atlético Caseros. Incluso, la divisa del CASUC lució los colores de ambas entidades: verde y amarillo por el Unión y blanco y negro por el Atlético Caseros.

Lo cierto es que el CASUC se fundó hace 92 años, el 1 de mayo de 1929, cuando la vida social del todavía pueblo de Caseros se proyectaba a través de los clubes que se fundaban uno tras otro: Sportman, Nacional, Colón, Roverano, Vías y Obras, Brandsen Juniors, Caseros Juniors, Barrio Chino, Tracción Alianza, 25 de Mayo, Defensores de Caseros, Imperio, 9 de Julio, Urquiza Social, La Lira, Los Andes, Villa Pineral, Villa Luchetti, Peñarol, Racing, El Fortín, El Triunfo… algunos de ellos eran apenas equipos futbolísticos sin mayor pretensión que la de llenarle la canasta al equipo contrario.

El CASUC tuvo su primera sede en Belgrano, entre Olavarría y Hornos . Tal vez, calificar al lugar de sede suene jactancioso dado que era una habitación sin luz, sin agua y mucho menos sanitarios. Pero, sí, ese techo servía para cobijar las reuniones de la comisión directiva y organizar campeonatos de truco, afición que se perpetuó hasta el final.

El primer progreso de la entidad se concretó al rentar una propiedad más grande en Urquiza, casi Constitución, por la que pagaban 60 pesos mensuales en concepto de alquiler. La nueva sede fue inaugurada el 12 de octubre de 1932. Un juego de sapo, tableros de ajedrez y damas y hasta una pequeña biblioteca pasaron a engrosar los bienes del CASUC cuyos dirigentes estaban empeñados en consolidar la institución.
El ingreso de las primeras socias facilitó la organización de kermeses, rifas y festivales que, de a poco, fueron logrando gran convocatoria y, muchos de ellos, debieron realizarse en la amplitud del salón Caseros (Moreno y San Jorge).

En un acta, se destaca que para aquellos festivales, se compraban cajones de cerveza Palermo y Africana, Naranja Crush, pan de viena, jamón, leche, chocolate, azúcar, vainilla y botellas de caña.
La gente del CASUC tenía una idea fija: la organización de milongas que imaginaban gloriosas. Más adelante se sabrá que lo fueron. En la sede de la calle Urquiza realizaron algunos matineés pero el espacio les quedaba chico dado que una pared dividía al salón principal. Solicitaron permiso para demolerla pero la dueña de la casa era tan dura como la misma pared y se negaba sistemáticamente. Incluso, la mujer amenazaba con que no le hincharan mucho porque tenía una larga lista de candidatos dispuestos a convertirse en mejores inquilinos.

En cierta oportunidad, se formó una comisión para reiterar el pedido y, ese día, la encontraron buena a la patrona: continuó negándose pero, en compensación, accedió a rebajar en cinco pesos el valor del alquiler. Rebaja que rápidamente derogó en cuanto llegó a sus oídos que los muchachos del club habían adquirido una mesa de billar.

FUTBOL 

Los equipos del CASUC militaban en la Liga Independiente de Foot Ball Unión Deportiva de Caseros, asociación encargada de organizar el torneo que nucleaba a los equipos del barrio. Tiempos en que Caseros era una sucesión infinita de baldíos.
El CASUC solía jugar en la cancha de su homónimo , el club Unión, ubicada en los alrededores de donde actualmente se levanta la empresa SIKA.

En las reuniones de comisión directiva se trataban todos los temas relacionados con el futbol: desde la organización de los partidos, las sanciones a los jugadores de conductas indecorosas, la formación de equipos o la designación de los días para prestar la pelota.

Dos perlitas: en el libro de actas se lee una solicitud de préstamo de las camisetas y hasta la asignación de cinco pesos para comprarle una pelota usada al club Unión.

El 26 de febrero de 1934 , la sede del CASUC se trasladó a la calle Caseros, entre Urquiza y Belgrano (vereda impar, predio actualmente ocupado por un estacionamiento), donde los directivos habían alquilado una propiedad a razón de 65 pesos mensuales. Los dirigentes prometían que el nuevo lugar iba a ser ¡por fin! dotado de una pista para milonguear.

(CONTINUARÁ)