La Municipalidad expone con imágenes que “así estaban los alrededores del Cementerio de Pablo Podestá y así quedaron después de los trabajos de limpieza y la ciclovía”, obras llevadas a cabo en la localidad vecina.

Preguntamos: si pudo concretarse tal limpieza y renovación en Podestá ¿Por qué no puede hacerse algo parecido (sin ciclovía, claro) en la esquina de Angel Pini y República donde, desde hace décadas, los vecinos padecen un basural desmesurado, incendios provocados y repetidos por la basura amontonada y hasta una columna de alumbrado presta a derrumbarse sobre la vivienda inmediata?

EN LO SIGUIENTE COINCIDIMOS, PERO…

El comunicado agrega que “las obras colaboran en el orden y en la higiene de los barrios, pero no son un factor determinante para resolver estas cuestiones que tienen su raíz en la responsabilidad de cada uno de nosotros como vecinos. Por eso es muy importante que entre todos nos comprometamos y cuidemos el espacio público. Seamos parte del cambio cultural que necesitamos para vivir mejor”.

Es inevitable estar de acuerdo con este comentario final y también con quienes repiten que es “todo cuestión de educación”. Sin embargo, hasta que esta educación se internalice, no queda otra solución que los camiones recolectores pasen más continuamente o se ejerza algún tipo de control para que los vecinos de esta esquina enclavada en los arrabales de Caseros puedan vivir dignamente de una vez por todas.