Tota (Concepción Rafaela Ferre) fue una muy querida y conocida peluquera de nuestro barrio. Alguna vez nos contó ciertas vivencias relacionadas con esta fotografía donde aparecen: Tota, María Sánchez de Ferre, Benito Ferre, Pedro (empleado) y Francisquito Ferre.
LO QUE TOTA NOS CONTÓ
• Mi padre, Benito, era peluquero. Trabajó en lo del señor Difeo, frente a la estación, en los años ’20. Mi mamá (María Sánchez), que también era peluquera, tenía el negocio en Alberdi, entre Perdiguero y Lisandro de la Torre, después, mi papá se instaló en el local de al lado (imagen que ilustra esta nota).
• Aprendí el oficio con ellos. Trabajábamos mucho. Se me hacían las doce de la noche trabajando. Era difícil que una mujer no viniera una vez a la semana a arreglarse el pelo. Se cortaba, se teñía, se hacia la permanente, la croquignole… el corte valía 50 centavos y cuando iba a domicilio, 60. También , peiné a muchas novias.
• Esta fue la casa de mi infancia. Mi abuela y mi papá compraron acá porque se decía que enfrente se iba a hacer una plaza, pero nunca se hizo. Todo era baldío; de aquí se iba a la estación en diagonal. Desde Villarino (actual Lisandro de la Torre) hasta Santos Lugares había una quinta. En Villarino y Alberdi estaba el almacén de Marqués y, más acá, la carnicería de Debandi. El lechero era Soto… vecinos había pocos: los Sanchís, Peralta, Acebrás, Fernández, Bancheiro, Ravagnani, Chiavasco, Belfiore.
• ¿Si en la peluquería se conversaba mucho? Uuuuuuuh... aunque yo siempre fui discreta. Aunque me gustaba ser amable con la gente, nunca le di bolilla a las críticas… cada una que hable de lo que quiere. Una tarde vinieron dos personas a comentar sus problemas y cuando se fueron tenía un dolor acá (se tocó la nuca) que me tuve que ir al médico.