Esta mañana, mientras tomaba esta fotografía, un vecino se acercó e indignado me señaló las casas y las fábricas de los alrededores inmediatos donde, asegura, residen los culpables (los tildó de “roñosos”) de que se multiplique la basura abandonada.

“Estoy cansado de pelearme… yo vivo enfrente y construí esa capilla para que respeten el lugar y tiren la basura donde corresponde”, soltó con enojo comprensible.

Recordamos: años atrás, en su desesperación ante repetidas esquinas abrumadas por basura, los vecinos colocaban imágenes sacras para desalentar a los inescrupulosos.

Volvamos a Rebizo y Sarmiento.
Cuando se acerca esta época es peor porque además de la basura, tiran las hojas y las ramas, precisó nuestro interlocutor. Además, puntualizó lo que suele suceder también en otras esquinas: “Cuando los que pasan ven basura amontonada y ven que a los que tiran, nadie les dice y hace nada, vienen y tiran más basura, todavía”.