Esta casa espléndida que hasta no hace mucho se lucía en Caseros, es hoy una amplia playa de estacionamiento (se rumorea que en el futuro, se convertirá en otro edificio).

Es el precio que, así se dice, debe pagarse por el muy mentado “progreso”, razonamiento que además de contundente, parece ineludible.

Lo cierto es que a quienes conocimos otro barrio (de casitas bajas, muchos árboles y chicos jugando en la vereda) nos generan cierta nostalgia imágenes como la que ilustra esta crónica.

Esta fotografía – tomada por Néstor Cusa – participó en un certamen organizado por la Asociación Caseros Centenaria.