Caseros está colmado por las historias de inmigrantes que llegaron “con una mano atrás y otra, adelante” (así se decía), desde latitudes tan lejanas como inimaginables.

En nuestro barrio, no faltaron los portugueses, polacos, yugoeslavos… por supuesto, españoles pero, sobre todo, italianos. Tanto, que a algunos rincones de Caseros se los conocía como Villa Calabria o La Nueva Italia.

Las imágenes que ilustran esta nota pertenecen al Hotel de los Inmigrantes (1), primer lugar que pisaron cuando llegaron de sus países, dejando atrás su patria infantil y a lazos afectivos que quizá  jamás volvieron a ver.

Imágenes que los muestran cansados después de semanas de viaje por mar. Caras de incertidumbre y, seguramente, temor.

Sus historias son fascinantes. Llegaron escapando de las guerras, de la hambruna, de las crisis, de la desesperanza y aquí – aunque en el contexto de la actualidad nos parezca increíble – encontraron la paz, forjaron familias, compraron la casa propia, consolidaron su prosperidad, hicieron que sus hijos fueran profesionales… Nadie les regaló nada, concretaron sus sueños trabajando de sol a sol.

Por otro lado ¡Cuántos inmigrantes fueron pioneros de nuestro barrio, a través de su colaboración en las entidades intermedias! Agustín Cafferata y Fernandes D´Oliveira son, apenas, una muestra mínima de lo enunciado.

Podríamos agregar los Cucarese, Zanella, Scarinci, Zivec, Arrabaca Pimenta, Quintás, Regueiro, Montesano, De Monte, Donetti, Cherita, Razeto, Torchia, Zerovnik, Otero, el padre Francia… pedimos mil perdones por ser injustos con muchísimos apellidos porque están ausentes en esta lista mínima pero, reafirmamos, están plenamente presentes en el corazón de nuestro barrio

(1) El Hotel de los Inmigrantes está coordinado por el Museo de la Universidad Nacional de Tres de Febrero.