Cuesta imaginar que el chalet reflejado en la fotografía que ilustra esta nota, alguna vez se levantara en la actual calle 3 de Febrero 2843, entre Moreno y Nuestra Señora de La Merced.

Deberíamos remontarnos hasta la primera década del siglo pasado para encontrarnos con esta edificación que ocupaba media manzana e, imaginamos, admirarían los contemporáneos.

Por entonces, la calle 3 de Febrero se llamaba Espinosa, a La Merced se la conocía como Alvear (luego, por un tiempo, fue Uruguay); Moreno siempre fue Moreno y a Andrés Ferreyra se la denominaba Santa Fe.

A la magnífica vivienda de la calle Espinosa la habían denominado Las Violetas y su dueño fue don Manuel Juan Estol, quien llegó a estos lares desde su España natal, se instaló en el centro porteño y ciertos infortunios (quedó viudo, un amigo lo estafó) lo desviaron a nuestros pagos caserinos que en aquellos años debían ser una multiplicación de incertidumbres.

Esforzado, trabajador, apasionado por el conocimiento científico, en estas latitudes, encontró su residencia definitiva.
Su nieto, Fernando Larumbe (96), siempre lo recuerda tanto con amor como con admiración; incluso le dedicó un libro: “Nostálgicos recuerdos caserinos”.
Para él, su abuelo fue un modelo a seguir.

Don Manuel Estol falleció en la noche del 23 de julio de 1940, a sus 85 años, tras haber contribuido con entusiasmo al crecimiento de un Caseros que comenzaba a desperezarse. Y “Las Violetas” fue modificándose hasta convertirse en un recuerdo que, de golpe, rescatamos del País del Olvido.