Fue como ahora, en primavera, pero de 2011. Se cumplen diez años.

Fue en la pared paralela al pasaje bajo nivel del Estadio Ciudad de Caseros, donde dos consagrados artistas plásticos plasmaron el grito de gol que brota del alma de un par de hinchas blanquinegros.

Tenemos los nombres de los cuatro protagonistas que dan marco a esta crónica.

Empecemos: por un lado, Nieves Fraga, la autora de numerosos murales que colorean a Caseros; algunos de éstos los encontramos en Curapaligue y Sabattini, en el espacio que homenajea a Alejandro Dolina, nuestro prestigioso ex vecino.

Por el otro, Martín Ron… se sabe, el muchacho es considerado como uno de los diez mejores muralistas del planeta, su arte se luce en los cinco continentes.

Fueron ellos quienes entre andamios, tachos de pintura negra, tachos de pintura blanca, agigantaron sobre la fachada de la calle Lisandro de la Torre, el eufórico instante en que una pelota traspasa la línea de gol.

ESTO NO TERMINA ACÁ

Tenemos los nombres de quienes perpetúan su figura contra la pared: la morocha que levanta sus brazos al cielo y le grita a la tribuna su felicidad se llama Yésica Oliva.

El flaco de puños apretados, ojos furiosos de júbilo y boca desbordante de gol responde al nombre de Sebastián Iantorno.

Lo que no pudo nuestro equipo de investigación es descubrir cuál fue la jugada, cuál fue el glorioso gol que está plasmado.

Consultamos a centenares de pinchas; todos, como si se hubieran puesto de acuerdo, levantaron los hombros, le  restaron importancia y apenas si murmuraron: “¡Quién sabe! ¡Fueron tantos!”…