Acaban de cumplirse 40 años del recital que quedó grabado a fuego en la historia del rock. Y ese recital estalló acá en Caseros, precisamente en el estadio pincha de Urquiza y Lisandro de la Torre.

La jornada supo llamarse “Rock del Sol a la Luna” y el escenario montado sobre el verde césped fue testigo, entre otros desbordes, del debut de un pelado al mando de una banda denominada Sumo. Un pelado que se atrevió a cantar en inglés y a ser acompañado por una chica británica (puta, puta, le gritaron) sacudiendo la batería.

Un pelado que tuvo la osadía de gritar “Pappo, ¿Quién es Pappo?” Fuckin’ Pappo. Yo le juego una carrera tomando vodka hasta Rosario a ver quién gana”.

¡Para qué! justo a Pappo, el líder de Riff, el del cuero, las cadenas, las motos y las tachuelas.

Los fanas de Pappo al insolente le corearon de todo al irreverente (talentoso) llamado Luca Prodan.

Y fue en ese sábado 20 de marzo de 1982 que, en estos lares, también se presentaron Los Abuelos de la Nada, Los Violadores, Memphis, Orion´s, Juan Baglietto (el rosarino que le dio una oportunidad en teclados a un tal Fito Páez)…

YO ESTUVE PRESENTE

En una revista de rock, un testigo de aquella jornada la recordó así: “Hace ya mucho, mucho tiempo atrás (imagino que fue en la cola para entrar a ver algún recital en el Estadio Obras) alguien repartía volantes para un evento en Caseros, un evento con grandes figuras de ese momento (algunos ya eran casi leyenda, otros lo serían desde allí).

“Por supuesto que fui al festival, que duró realmente del sol a la luna. Casi en el centro de la cancha de Estudiantes estaba el escenario mirando hacia la calle Urquiza (creo), nunca había estado por ahí, caminé como diez cuadras desde la estación del tren hasta llegar (y no me arrepiento).

“Quería ver a Orion´s y a Riff . Y los vi, Orion´s dio uno de sus mejores shows, aunque la grilla era una montaña rusa: rock, folk, punk, reggae, blues y metal todo en la misma fecha y para el mismo público, raro y bastante arriesgado.

“Los Violadores y algún otro pagaron los platos rotos con silbatinas y algún cántico papista. Como a la una de la madrugada cerró esa gran noche el Carpo de las cadenas y el cuero. Empezaba el regreso a casa, tren mediante,  tres y media llegue a casa con una sonrisa de rock”.

TODAVÍA NO TERMINÓ

Se sabe de esa jornada que comenzó un sábado de víspera otoñal de 1982. Pero algunos exagerados juran que todavía no terminó: que si se prestara atención, entre gol y gol, todavía rebotan en las tribunas la voz grave de Pappo, la irrespetuosidad de Luca, un teclado prometedor y hasta una batería golpeada con alma de mujer.