Herrero de profesión, estuvo durante más de medio siglo al frente de su taller ubicado en la calle Hornos, casi y Urquiza. Fue alumno de la recientemente centenaria Escuela “Ángel Pini”.

Alguna vez nos contó:

  • “Nací, en 1921, en mi casa de la calle Uruguay (actual La Merced) entre Cavassa y General Paz (actual David Magdalena); después, nos mudamos a Caseros y Moreno”.
  • “En aquellos años, Caseros era un pueblo tranquilo que terminaba en la calle Hornos… después todo era campo”.
  • “Hume fue la empresa que pavimentó la calle Urquiza; el pago se anotaba en una libreta… si no se pagaba, remataban la casa”.
  • “Éramos una familia humilde como casi todas. Mi papá – que era italiano y jamás perdió el acento – fue ferroviario de los Talleres Alianza; recuerdo que cuando venía el médico a casa – ya fuera De Tata o Rebizzo – mi mamá me mandaba al almacén de Biale (Sarmiento y Urquiza) a pedir dos o tres pesos, que anotaba en la libreta, para pagar la consulta”.

LAS FIESTAS

  • “Las fiestas eran divinas se esperaban con dos meses de anticipación. Un día antes, todos los parientes venían a casa y se quedaban a dormir… había colchones por todos lados. Mi mamá se pasaba toda la noche amasando los ravioles. Recuerdo que una vez, un paisano de mi papá me regaló uno o dos pesos para comprar ‘cuetes’… fuimos corriendo hasta lo de Biale y nos dio un cacho así de cañitas voladoras. Mi papá era italiano y jamás perdió el acento”.
  • Años en que Caseros empezaba a ser transitado por las primeras líneas de colectivos que iban desde Ciudadela hasta San Martín.
  • “Había unos coches tipo Ford Falcon que llevaban seis pasajeros y cobraban diez centavos el boleto”.
  • “Por el barrio pasaban los serenos, a caballo o en bicicleta… todo era una boca de lobo; había apenas una lamparita en las esquinas… cuando se quemaba la bombita venía un empleado de la CEP (Compañía de Electricidad Pública), bajaba la bombita con una roldana y la cambiaba”.

En sus años mozos, Atilio y su amigo Roberto Schenone (foto) se entreveraban en las rutilantes milongas que organizaban los clubes del barrio: Unión, República, América, El Triunfo, Villa Alianza….

Tiempos en que la calle 3 de Febrero era el lugar obligado para dar “la vuelta del perro” y cada muchacho tenía la ropa de trabajar y la de dominguear

  • “Nos vestíamos muy bien, los sastres eran don Marcos, Ricardo Lucero, Maneglia, Riami, Lerman, Giacumín

EL HERRERO   

Atilio desde corta edad, empezó a entreverarse con los fierros en una herrería de Villa del Parque.

  • “Cuando empecé se trabajaba todo a la fragua; había que ser un maestro para hacer las cosas bien; incluso, para hacer las rejas artísticas se estudiaba dibujo…”.
  • “El trabajo tonifica conocí gente que murió por dejar de trabajar…”.
  • “Aquí, en Caseros, nací y aquí vivo con mi familia… cómo no lo voy a querer”.

Atilio Selva falleció el 25 de febrero de 2011, a sus 90 años. La herrería de la calle Hornos continúa su marcha, ahora al mando de sus hijos – Héctor y Carlos –  y su nieto Pablo. La nietada se completa con Sergio, Elizabeth y Matías.

Meses atrás, falleció Victoria Pavón – también caserina de pura cepa – la esposa de Atilio.