Francisco Rastelli – quien por entonces tenía 87 años – regresó caminando a su casa una semana después de que se le implantó una válvula aórtica por vía endovascular.
“La intervención, que no requirió la apertura del tórax, es inédita en hospitales públicos de la provincia de Buenos Aires”, se informó. Sólo “precisó una incisión en la ingle para introducir el dispositivo por cateterismo, hasta el corazón”.
El procedimiento – se detalló – se concretó en el Servicio de Intervencionismo Cardiovascular del nosocomio de Ciudadela y estuvo a cargo del jefe del Servicio, Miguel Angel Miceli, y del jefe de Sala, Antonio Scuteri, junto al equipo de profesionales del área.
El paciente sufría una patología cardiovascular llamada Estenosis Aórtica Crítica, que le ocasionaba una insuficiencia cardíaca severa: debía estar en reposo por falta de aire y no podía realizar actividad alguna.
“Respirar y moverse le significaba un esfuerzo agotador”, se subrayó. También se agregó que “este tipo de patología puede provocar disnea y síncope (dificultad respiratoria y desmayo) porque el corazón no puede expulsar la sangre adecuadamente y el cerebro se queda sin irrigación. Esto hace que el corazón se recargue de sangre y se genere una discapacidad para respirar”.
“Dado al enorme riesgo quirúrgico que presentaba, acentuado por los problemas de salud propios de un hombre de casi 90 años, los especialistas decidieron utilizar esta nueva técnica por primera vez en un hospital público provincial”, se destacó.
En aquel 2012, ese procedimiento se realizaba desde hacía “sólo tres años a nivel mundial, y en el país se lleva a cabo desde hace sólo un año y medio”, se pormenorizó. También se indicó: “Conlleva un post operatorio mucho más corto que el de una cirugía tradicional, a corazón abierto, lo que le posibilita al paciente recuperar su capacidad respiratoria casi de inmediato”.
“La intervención consistió en reemplazar la válvula dañada mediante el implante de una nueva válvula aórtica por vía endovascular, es decir, por cateterismo. Esto se realiza mediante una pequeña incisión en la ingle, para acceder a la arteria femoral, y avanzar hasta el corazón”, se describió.
“Una vez que se logra llegar al corazón, se implanta la válvula sin necesidad de abrir el tórax, y esto disminuye drásticamente el riesgo del procedimiento”, explicó el especialista a cargo de la operación, Miguel Miceli.
El profesional agregó que ese tipo de tratamiento pudo “realizarse con anestesia local o peridural y eso disminuye el tiempo de la intervención y la internación post quirúrgica”.
Foto: doctor Antonio Scuteri, señor Francisco Rastelli y doctor Miguel A. Miceli