Hacía un ratito nomás que el vuelo de Iberia había aterrizado en Ezeiza, en el amanecer de aquel viernes 23 de mayo de 2003.

Su primera actividad protocolar fue enfilar para nuestros pagos y a las diez de la mañana -acompañado por una severa custodia – ingresó a la casa de don Ernesto Sábato, en Santos Lugares.

Felipe de Asturias – quien por entonces ejercía como príncipe – permaneció alrededor de media hora en la vivienda ubicada frente al club Defensores de Santos Lugares.

El dueño de casa se despidió de su visita en la puerta, con un telón de aplausos brindado por vecinos y curiosos, quienes se agolparon en la puerta de su casa a pesar de que la visita se había organizado con estricta reserva (comprobado: en estos alrededores, todo se sabe).

Según versiones, a la salida, Felipe afirmó a la prensa ser “un gran admirador” del autor de “Sobre héroes y tumbas”.

En 2004, el laureado escritor fue invitado al casamiento de Felipe con Letizia Ortiz, evento que nuestro vecino compartió con personalidades como Nelson Mandela.

Por otro lado, Felipe de Borbón inauguró la “Biblioteca Ernesto Sábato”, un homenaje del prestigioso Instituto Cervantes con sede en Budapest, ofreciendo un discurso muy elogioso sobre el escritor.

La visita en 2003 del actual rey de España a nuestro país fue para participar en la asunción del presidente electo, Néstor Kirchner.