El músico de renombre internacional, fue vecino de Villa Pineral. Para el eximio artista, las luces caserinas fueron el paso previo a las rutilantes luminarias porteñas. Aquí, con sus propias manos, levantó la casa donde residió. Lo entrevistamos, allá por 1991, en momentos previos a su actuación en el Teatro Alvear.

Cuando le preguntamos cómo y cuándo llegó a Caseros, nos dijo lo siguiente:
“No podría decir que llegué tal día, sino que fui llegando de apenas, como llegan las personas, de a poco. Nosotros vivíamos en Rosario y mi padre adquirió un terreno de un amigo: un hombre a quien conocíamos allí y por esas cosas de afecto, de cariño… el hombre, al ver que éramos solos, nos ofreció un lugarcito para comprar. Vinimos a verlo y lo compramos cuando toda esa zona de Villa Pineral eran calles de tierra. Yo ya empezaba a llegar mucho a Buenos Aires en función de que tenía una cierta actividad con la música y allí por el año ’60 pensamos en trasladarnos para estos lados. El terrenito de Caseros nos pareció propicio y ahí comenzamos la construcción. Era la primera vez que mi padre tenía una propiedad y esa casa de la calle Mateo Etchegaray (se llamaba Junín), entre Fernandes D’Oliveira y Caseros, tiene ese tipo de connotaciones… los cimientos de un metro cincuenta cavados por mí… trabajo que compartía con el teatro, la música. Generosamente, el agua para la construcción nos la daba un vecino de enfrente. Yo creo que nosotros estuvimos viviendo por Caseros, en la primera parte de la casita – dos habitaciones sin mayores pretensiones para dos hombres solos, allí por el año ’65. Luego, levantamos un taller de mueble;  mi oficio es la carpintería. En el ’68, ya teníamos la parte alta de la casa. Ya me había casado con quien hoy es mi mujer, mi compañera. Allí, en ese barrio, nacieron tres de mis seis hijos: fueron a jardín de infantes y a la escuela primaria. Y bueno por razones de proximidad, de acarreo de instrumentos musicales, de comodidad, nos trasladamos luego a la Capital. Pero guardo un grato recuerdo de Caseros. También mis hijos que de alguna manera, tienen firme en ellos el recuerdo de esa niñez. Tanto que jamás hablamos de vender esa casa de la calle Mateo Etchegaray”.

5° ANIVERSARIO DE SU PARTIDA

Nuestro ex vecino falleció el 24 de diciembre de 2018, a sus 80 años. En su brillante trayectoria – que le permitió recorrer todo el mundo – quedan hitos como la creación de Tantanakuy, convocatoria cuyo objetivo es mantener vigente las músicas autóctonas con acento en el Noroeste; actuaciones como la del Teatro Colón en 1964, acompañado por la Camerata Bariloche; discos imborrables del folklore como la Misa Criolla , junto a Ariel Ramírez; la banda de sonido del film La deuda interna; Taquirari, Amauta y, en especial, Electroplano, cimiento para la interacción entre sonidos ancestrales, telúricos, modernos y tecnológicos.

En 2013 fue declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. En 2015, la Fundación Konex le otorgó la Mención Especial a la Trayectoria por su invaluable aporte a la música popular argentina.