De entrada, denunciamos al villano: Mauro Dávila, el maestro pizzero con cara de bueno.
El mismo que en la esquina 3 de Febrero y Urquiza, durante años, nos generaba agua en la boca hasta que terminara de hornear la de muzzarella con fainá. Años, eh.
Cuando cerró Poi, el cara de bueno anduvo dando vueltas por Caseros, en otros hornos, hasta que… ¡Maravilloso! se le ocurrió reabrir Pizza Poi… ¡Brillante, Mauro!.
Pero… no, no la inauguró en la céntrica esquina de nuestro barrio. Ni siquiera en Caseros. O al menos en alguna ciudad del interior que hay tantas y tan lindas. No. La reabrió en Nava…
¿Y dónde cuernos queda la bendita Nava para degustar la de jamón con morrones?. Anote, vecino. En el Principado de Asturias, bien al norte de España. A más de 10 mil kilómetros de donde la pedíamos nosotros, los caserinos.
Otra: meses atrás, el Mauro se presentó en el Salón Gourmets de Madrid y de taquito, claro, se quedó con el primer puesto en la categoría In Pala en el Campeonato de Pizza gourmet de España.
¿Y cuáles, al recibir la distinción, fueron sus declaraciones ante el acoso periodístico?: «Aprender y mejorar mis productos es mi forma de devolver el cariño de mis vecinos».
Ah, bueno, se nota que se acordó de nosotros. Hmm.
NdeR: Mauro, igual te queremos. Peor, te extrañamos.