Si hay algo que le gusta a Ramón Roque Martín es recordar su tiempo como lechero de nuestro barrio. Años ’50 y ’60 de aquel Caseros con calles polvorientas cruzadas por baldíos y zanjones.
“Fui lechero hasta el 10 de marzo de 1969”, repite con puntillosa memoria. “Y a mucha honra”, agrega mientras infla el pecho.
Luego, la vida lo llevó luego por otros caminos: se dedicó al servicio de pompas fúnebres, emprendimiento que ya superó los 60 años de trayectoria (actualmente, a cargo de sus hijos).
Pero jamás olvidó su época de lechero. Quien hoy ingrese a las oficinas de avenida San Martín, casi Cafferata, va a observar que, en lugar central, se luce uno de aquellos legendarios tarros con el que se repartía leche a domicilio.
Hace diez años, Martín sintió el impulso de homenajear a quienes como él, también fueron lecheros. Fue por este impulso que le encargó a la artista plástica Nieves Fraga que pintara – en la esquina mencionada – un gigantesco mural con la imagen de un camarada lácteo manejando un carro y también, los nombres (ver aparte) de decenas de colegas de reparto del entonces pueblo de Caseros.
En la parte superior de la obra se lee, con letras destacadas: “A los lecheros de mi barrio, con todo mi corazón…”.
Para que el mural no sea vandalizado, Martín lo hizo cubrir con un vidrio; además, lo enmarcó en mármol e iluminó.
Y fue en la mañana del domingo 3 de agosto de 2014 que la obra fue “presentada en sociedad”. En el acto, estuvieron presentes, entre otros, integrantes de asociaciones medias de nuestro barrio, familiares y amigos de los homenajeados y vecinos.
Ramón Martín (h) coordinó la reunión donde el ex lechero y ahora empresario señaló, sumamente emocionado, “que éste era un sueño que yo tenía desde hace muchos a años”.
También pronunciaron palabras alusivas Pedro Malvido Giménez, Nelly Torre y Jorge Martín, quien expresó que “nosotros, los más jóvenes, crecimos escuchando que todo tiempo pasado fue mejor. Puede ser cierto. (…) Hoy todo cuesta un poquito más, hoy es más fácil sospechar del que consigue algo que valorar lo que ha logrado. Y al que fue valorado en su época hoy es más fácil olvidarlo que recordarlo”.
Jorge, en nombre de la familia, reconoció el “gran valor de este homenaje, de mantener vivos en la memoria a todos aquéllos que nos precedieron con un trabajo tan noble…”.
“Está en nosotros, los más jóvenes – siguió – rescatar con orgullo los valores de estos nombres que figuran aquí en este mural, el orgullo que sentimos por nuestro padre quien cumple hoy el sueño de ver cristalizado en este homenaje el recuerdo a sus colegas y a su pasado más entrañable”.
Jorge concluyó su alocución acentuando: “¡Felicitaciones a la familia lechera, felicitaciones viejo!”.
A los nietitos de la familia Martín – Caserta les cupo el honor de descubrir el mural, ante el aplauso cálido y emotivo de todos los presentes.