Hoy se cumple el 25º aniversario del fallecimiento del consagrado periodista, investigador, historiador y crítico de espectáculos Domingo Di Núbila.

El productor y locutor Daniel Galera – quien fue discípulo del reconocido profesional  – evocó  su cercanía y amistad con quien fuera ganador del Premio Konex y Martín Fierro a la trayectoria, entre otras distinciones.

Daniel –  vecino de la calle Fernandes D’Oliveira y Cafferata –   recordó que en 1986 “entré a trabajar a canal 9 como cadete del Departamento Fílmico como encargado de envolver los cassettes con las películas que iban a los canales del interior dado que en esos tiempos no existía el satélite”.

Galera detalló que “solía fichar mi salida y volver a entrar al canal pero, esta vez, para acomodarme al lado de `mi jefe’ (Domingo Di Núbila) a ver películas en el microcine del lugar. Lo interesante de la historia es que, entre rollo y rollo, solíamos hablar de nuestras cosas cotidianas, vivencias, familias, anécdotas y, entre otras cosas, me enteré de que mi jefe estaba casado con Victoria Miraglia, una joven caserina que era la hija del farmacéutico que tenía su local frente a la estación de Caseros… sí, Caseros, el lugar donde nací…”.

“Entre rollo y rollo – continuó Daniel –  también me enteré de que mi jefe solía venir al barrio los domingos, a la casa de un sobrino en Andrés Ferreyra, casi Mitre; a la vuelta de mi casa… increíble. Pero quizá más increíble fue cuando un domingo vino a mi casa a comer asado… todavía recuerdo con qué desenfreno devoró el flan casero de mi abuela Elena … él, que había tenido la oportunidad de recorrer el mundo, terminó diciendo que nunca había probado algo así. Mi jefe pasó a ser mi maestro, mi amigo, mi confidente… pasó a ser el viejo comprensivo cuando le dije que quería dejar de ser cadete para irme a producción. Lo hice. Y él se fue a canal 13… parecía que el lugar, las paredes, las baldosas no podían comprender ese `divorcio’”.

Daniel relató cómo continuó la relación: “Siempre algún llamado de teléfono servía para abrir el libro y empezar de nuevo. Pero la hoja más marcada fue la del día que me enteré de ‘esa cruel enfermedad’ que tenía mi viejo amigo. Pero él luchó y siguió laburando y se mudó más cerca de sus oficinas – para estar mejor y no cansarse – pero no vino más a Caseros”.

Nuestro vecino concluyó su mensaje: “… se murió mi jefe, amigo,… etc., etc., y se me ocurre que, como en ‘Cinema Paradiso’, cuando lo necesite, me va a abrir una ventana en una nube y va a dejarme ver la vida como una película. Fue mi jefe, mi amigo, mi forjador de esta carrera que tantas cosas me dio y que cada día hace que me esfuerce para ser su mejor alumno. Quería que lo supieran. Gracias”. / Daniel Galera