El recordado doctor falleció el jueves 18 de febrero del año pasado. Tenía 64 años. Martín Asselborn – quien fuera su maestro en el instituto San José Obrero – le dedicó estas palabras:
Buscar la palabra que defina con simpleza “el andar por este suelo” de alguien, sólo se consigue acudiendo al poeta que nos dice:
” que gran cosa es,
Si llegamos de afuera,
Y en nuestros ojos,
al venir traemos
el vuelo de la paloma,
Si traemos también
en el yugo del alma
el suspiro de la libertad
Y en nuestra piel
la salud del viento.”
Así es: al amparo de mamá María y papá Antonio Giovannetti, llegados de su querida Italia, sumisos al yugo del trabajo pero ansiosos de un vuelo distinto, buscando libertad, nos regalaron dos retoños: Francisco y Ricardo que con el bienvenido ascenso social que otorga la nueva elección de país, estos hijos, frutos del amor y del trabajo se convierten rápidamente en referentes necesarios para Caseros y en particular, para nuestra querida Villa Mathieu.
Querido Ricardo: Con el afecto que nos une para siempre, tu maestro necesita proclamar tu digno caminar como hijo, esposo , padre y profesional en este tu tiempo, en el que ofreciste lo más sagrado que un médico posee: “ Entrega e Idoneidad”.
Esa aparente tranquilidad que transmitías, era por dentro un torbellino de ideas, de posibilidades, de contactos, de tratamientos a seguir desnudando patologías, siempre derramando un océano de buena onda para que tus pacientes lleven en su alma esa dosis de esperanza y el consuelo de tu serena palabra.
Nunca la palabra será el vehículo suficiente para expresar lo que el alma percibe y siente, sólo se aproximan y esto también forma parte de los misterios de nuestra humana y limitada existencia. Lo que no tiene explicación para la razón, está escondido en el equilibrio Universal .
Ricardo: Hoy estás ubicado dentro de ese orden divino para siempre; fuiste fiel al don de la vida que recibiste y que te permitiste multiplicarla, enriqueciéndola con generosidad.
Con el cariño y el respeto de siempre, junto a Viviana y tus tres hijos, Jéssica, Ezequiel y Verónica, te recuerda tu maestro y sin dejar de recrear esa sonrisa pícara cuando nos comentábamos algunos recuerdos escolares y porque ¿sabés una cosa?, para todo existe un tiempo y vos lo compartiste con generosidad y hoy te digo como ayer: “Chicos , Hasta mañana si Dios quiere” seguiremos la senda y una próxima primavera eterna nos verá juntos. Tu maestro de séptimo grado, que jamás dejará de agradecerte el haberme ayudado a salir airoso del temporal que arreció con fuerza, hace 17 años.
Con afecto. Martín Asselborn