En el mismo césped donde alguna vez brillaron Corbatta, Manfredini y el Chueco García, los muchachos del Jota Jota lograron – por primera vez en la historia de la entidad caserina- el ascenso a la divisional superior como legítimo equipo campeón. Tras el final decretado por el árbitro, se desató la algarabía de la parcialidad celeste que mezcló risas y lágrimas.
Atrás había quedado el encuentro que ante el mismo rival – Victoriano Arenas, campeón del Clausura- el empate sin goles, en el partido de ida de esta final, jugado en la cancha de Estudiantes de Caseros, la semana anterior. Sólo quedaba – en aquel glorioso sábado 17 de junio de 1995 – revolear las camisetas, protagonizar carreras alborozadas, colgarse del alambrado y abrazarse con el primero que se cruzara en el camino. Y, por supuesto, recorrer con los brazos en alto el perímetro académico saludando la alegría loca de la hinchada seguidora. Y, con la sangre aún caliente, con el primer respiro, recordar la crónica del partido.
Tras el nervioso arranque donde ambos equipos se estudiaron, el Jota Jota comenzó a hacerse dueño del partido. A los 32′, un remate de Walter Gómez que se desvió en un defensor rival, descolocó al arquero contrario, inició el camino del triunfo.
La apertura del marcador le dio mayor solidez al trabajo de los muchachos dirigidos por el mago Della Vecchia y, tras el entretiempo, a los 61′ nuevamente Walter Gómez – definitivamente: en su tarde mayor –desató la euforia celeste tras un golazo de emboquillada.
El equipo oriundo de Valentín Alsina intentó torcer lo que ya pintaba irreversible, pero sin ideas. Sin embargo, achicó la diferencia tras un descuido defensivo y encendió la luz roja que amenazó convertirse en negra cuando, faltando dos minutos, una salvadora intervención del arquero celeste y el posterior silbato final cerraron el sufrimiento y abrieron el primer desahogo.
“Urquiza se va de la D / Urquiza se va de la D / se va porque tiene huevos y una hinchada loca para no volver…”, vociferaban los simpatizantes mientras retornaban a Caseros.
DECLARACIONES
Alejandro Baigorria, capitán: “Es increíble expresar lo que me pasa ahora… salir campeón con este plantel joven es una alegría enorme. Acá hubo humildad y sacrificio. Dejamos nuestros trabajos para concentrar y viendo la euforia de la gente que nos acompaña, siento que todo ese esfuerzo tuvo sentido”.
• Ricardo Della Vecchia, técnico: “Nadie regala nada en el futbol: como jugador no tuve la suerte de ser famoso y, si hoy me conocen, es gracias a los logros que pude alcanzar como técnico… ¿ Secretos? Ante todo la dignidad de luchar con armas limpias y junto a los muchachos; a veces hay suerte, pero a la suerte hay que ayudarla”.
• Walter Gómez, goleador: “Es el triunfo más grande de mi vida y se lo quiero dedicar a los que me bancaron siempre”.
• Ramón Martín, presidente: “En estos momentos sólo puedo recordar y agradecer a todos aquéllos que estuvieron con nosotros… a todos los que trabajaron para que lleguemos a esto. Últimamente tuvimos muchas alegrías como la construcción del estadio y estamos levantando una nueve tribuna. Pero también soy consciente de que a partir de ahora comienza el momento más difícil”.
No le faltaba razón a Ramón Martín: más allá de los triunfos deportivos, bajo su mandato, entre otros logros, el Jota construyó su estadio propio (tras largo peregrinar por canchas foráneas), se recuperó el anexo “Hermanos Montozzi” y, fundamentalmente, la institución recuperó su vitalidad.
