El muchacho de Caseros se consagró en el País Vasco
Esta nota la hicimos en 2018
Javier Linares tiene 25 años y es de Piscis. Los piscianos, se sabe, son de buen carácter. Aunque cuando se enchinchan, agarrate Catalina. Pero Javi, aseguran, es tranqui, alegre y además, “es muy bueno”.
Convengamos que quien esto asegura no es muy objetiva que digamos: es su mamá.
Vayamos al propósito de esta nota: Javi se consagró – junto a sus compañeros del equipo Pumpa XV – campeón mundial de rugby inclusivo, en el torneo que se disputó en Vitoria Gasteiz (País Vasco). El muchacho de Villa Alianza integró la primera línea del team y nos describe que la final fue contra el Sunday Well Rebels, de Irlanda, a quienes le ganaron diez a siete, tras jugar tres tiempos de veinte minutos. Al día siguiente, a todo color, un periódico vascuence publicó, en sus dos páginas centrales, la victoria del equipo argentino y, con un subtítulo acertado, agregó: “Un campeonato donde todos pueden sentirse campeones”.
– ¿No te cansaste, Javi, durante el partido?.
– Cuando me ahogaba, levantaba las manos, respiraba hondo y seguia… me esforcé dejando la vida.
Responde alardeando mientras acaricia la medalla dorada. Estamos en el comedor de su casa de la calle Zanella, entre Belgrano y Moreno, donde su madre atiende un kiosco ubicado al frente de la vivienda.
-¿Que hacés cuando no practicás rugby?.
– Ayudo a mi mamá en el kiosco, lavo los platos, saco la basura… hago cosas de la casa.
Javi – quien tiene la sonrisa fácil e inspira inmediata ternura – se involucró en el rugby gracias a sus hermanos mayores – Flavio y Sebastián – son aficionados al deporte de la pelota ovalada e integrantes de Los Clementes, equipo que practica en el CEDEM N° 1.
En cierta oportunidad, jugaron contra Los Pumpas XV (ver aparte) y fue allí donde Javi se interesó en el rugby inclusivo.
Su relación con el deporte, señala su madre, lo ayudó mucho en la socialización e independencia. El deporte, insiste, le permite tener amigos y ayuda a su desenvolvimiento personal.
“Viaja solo, se baña solo, ordena su ropa, hace crosfitt… además, estudia teatro en San Miguel”, localidad a la que suele trasladarse sin companía. Permanentemente estimulado y contenido desde niño, cada logro que obtiene llena de alegría a quienes los rodean.
“No hay un manual para saber cómo ayudarlos porque cada uno es diferente…”, pormenoriza su madre quien también confiesa que muchas veces se sorprenden porque Javi alcanza progresos inesperados.
En una entrevista realizada por el portal N3F, integrantes de Los Clementes dijeron lo siguiente sobre Javi: “Brinda todo lo que tiene que dar que son la actitud y las ganas para jugar. Con eso nos basta, nos une muchísimo, es una persona muy afectiva“.
“Al principio, le costaba soltarse y había un problema que le impedía jugar como correspondía: no le gustaba ensuciarse. Como a todo jugador, le tocó el bautismo, un día de lluvia feroz, con barro. Realmente está incorporando muchas técnicas que antes no tenía y que le sirven para mejorar su motricidad”.
“Es un tipo bárbaro porque tiene el sentimiento a flor de piel. Si te quiere, te lo dice. Si tiene vergüenza o está contento, también. Y esa honestidad es importante”.
A su vez, Javier declaró: “Lo estoy disfrutando y pasando bien. De verdad que es un deporte muy feliz. Mi pasión es estar en el CEDEM, entrenando”. Y agregó: “Mi mamá (María Rutilo) es la mujer que yo quiero mucho. Y mi papá (Rodolfo Linares) también… que me banca, está siempre conmigo y ellos quieren lo mejor para mí”.
Javi… ¡¡¡Ídolooo!!!.