(La siguiente nota fue realizada a principios de 2020)
Parece ciencia ficción. Pero, no. En el mismo enchufe que su esposa Érica conecta la plancha, la licuadora y el ventilador, Matías Gustavo Díaz (35) – vecino de la calle Asamblea, casi esq. Petkovic – llena “el tanque” de su simpático Volkswagen modelo ’82, amarillo patito, que diariamente lo traslada hasta su trabajo (en el área de Mantenimiento de una empresa automotriz de primera línea), en Virrey del Pino.
Es que nuestro vecino comparte con su hermano Lucas, quien vive en Ramos Mejía, el título de creador del primer “Escarabajo” eléctrico de nuestro país. Esta historia nació hace un lustro cuando Lucas – profesor de un instituto técnico – participó, junto a sus alumnos, en el programa Desafío Eco, organizado por YPF, donde escuelas argentinas fueron invitadas a diseñar autos eléctricos para competir. Transcurrida la experiencia, los Díaz fueron un poco más allá y, con cierta dosis de audacia, se lanzaron a crear un auto de calle… eléctrico.
Por sus características, los hermanos decidieron que un Volkswagen (el legendario escarabajo) era el que mejor se prestaba para concretar su iniciativa. Cuando encontró uno – cuenta Matías – el auto estaba en completo estado de abandono, apenas se le adivinaba el color amarillo patito, natural de fábrica. Lo adquirió y lo remolcó hasta Caseros. Cuando lo vio su esposa… nada le dijo… poca falta hacía. Con cara de yo no fui, nuestro vecino le infló los neumáticos, le dio batería y pegó una vuelta manzana. Esos fueron los últimos metros que el otrora noble Volkswagen recorrió con motor a combustión.
A partir de ese día, los hermanos iniciaron, por un lado, el artesanal trabajo de restauración (separación de piezas, arenado, hallar componentes originales, etc.) con el objetivo de que el auto recupere su aspecto original. Por el otro, el trabajoso, ingenioso pasaje de convertir al monstruito amarillo en un automóvil eléctrico. Cuatro años (y unos cuantos pesos) les llevó la metamorfosis. Todo lo hicieron a pulmón. En absoluto les fue fácil, pero lo lograron. Desde hace un año, podemos observar al Volkswagen transitando por avenida San Martín, Urquiza, De Tata… silenciosamente, una fantasía con ruedas que nada contamina a su paso. El escarabajo pasó a ser como la mascota de la familia y hoy Matías- quien hace pocos días recibió la visita y las felicitaciones del intendente Diego Valenzuela– reconoce que sin el apoyo de los suyos, la obra hubiese sido imposible.
El vehículo creado por los Díaz tiene autonomía para recorrer alrededor de 80 km y necesita permanecer conectado unas cuatro horas para cargar las 12 baterías, de seis volts, que reemplazan al complejo naftero de antaño. No tiene embrague, ya que el motor está directamente acoplado a la caja que siempre trabaja en tercera. Desde ya, tiene marcha atrás, luces led (para economizar) y el caño de escape (lo lamentamos por los fabricantes)… no precisa. En la actualidad, con casi un año de uso y 8.000 kilómetros recorridos, el auto no presenta falla mecánica alguna. Sus creadores señalan que la idea es sumarle exigencia para mejorar su desarrollo.
Los hermanos crearon el proyecto EcoWagen (“Llevando al futuro lo mejor del pasado”) para difundir sus experiencias y ya fueron convocados por distintas escuelas para dar charlas informativas, a las que ellos se prestan gustosamente (los interesados pueden comunicarse a: ecowagen100@gmail.com).
“De alguna manera, demostramos que si en Argentina, se puede hacer esto, también se puede hacer mucho más”, se enorgullece nuestro vecino de la calle Asamblea.