LA NEGRITA SPINETTA
By Caseros y su Gente

LA NEGRITA SPINETTA

Nació en Mercedes pero a sus ocho añitos ya estaba jugando en el pueblo de Caseros, en su vivienda de la calle Pacífico (actual Nicaragua), casi avenida San Martín.

* ** Esta nota fue realizada en 2008 ***

«Mi papá (Angel Cusatti) fue ferroviario y lo habían trasladado a Retiro como jefe de Cargas. Entonces, en 1936, nos vinimos a vivir a Caseros. Los ingleses eran exigentes y mi papá era muy cumplidor… me parece verlo todas las mañanas cruzando las vías, con los zapatos lustradísimos, para ir a tomar el tren a Retiro», rememora nuestra entrevistada llamada… ¿Lady René?

– Explíquenos, por favor.
– Nací en 1926, un sábado de Gloria, en la casa de mi abuela. Por supuesto, me iban a llamar Gloria. Pero unas tías estaban leyendo una novela cuya protagonista principal era una tal Lady René y convencieron a mis padres para que me anotaran con ese nombre en el Registro Civil…

– Lady René…
– Tal cual. Ahora, lo que jamás pude conocer fue el título de la novela. Cada vez que estoy en un lugar esperando que me llamen y dicen «Leidi»… todos se dan vuelta, extrañados, para ver quién soy…

«Recuerdo que a la primera calesita de Caseros la instalaron donde actualmente está, el Banco Piano; a la vuelta, sobre Alberdi, en una casa de familia, estaba instalada la telefónica y, al lado, vivía la familia del boxeador Nayen».

De esquina a esquina
Junto a su papá, su mamá, María Clara Cirlillo, y su hermanita Clara Inés, Lady vivió apenas dos años sobre la calle Pacífico. En 1938, la familia Cusatti se mudó a la esquina de David Magdalena y Valentín Gómez, a una casa cómoda, luminosa, de techos altos, en cuya antesala estamos charlando con Lady René.

«Toda esta manzana era de los Cafferata, a quienes mi papá les compro este lote. Todo esto era campo. Allí enfrente, sobre Valentín Gómez, vivía la familia de los hermanos Rivero, los dueños del famoso circo».

Fue alumna de las escuelas 83, 8 y 33, donde se recibió de profesora de Manualidades. Ya jovencita, cada sábado concurría, junto a su hermana, a comprar café a la sucursal de Bonafide, ubicada en la calle 3 de Febrero. Tiempos en que, antes de transitar por la céntrica arteria caserina, los vecinos se miraban dos veces en el espejo.
Una mañana, mientras las chicas Cusatti compraban café, dos galanes del barrio se acercaron para pedirles caramelos. Uno de ellos – Pedro Oscar Spinetta – jamás imaginó que en el preciso instante que masticaba ese Mu Mú concluía su época de soltero despreocupado. La clienta de Bonafide y el caramelero se casaron en la parroquia Nstra. Sra. de La Merced, en diciembre de 1951.

El viaje de Lady a Negrita Spinetta
«De chiquita me decían Negri o Negrita y después que me casé, pasé a ser la Negrita Spinetta». El matrimonio, en 1955, inauguró el muy conocido «Instituto Spinetta», sobre la calle Valentín Gómez, entre David Magdalena y Cavassa.

«Tuvo la primera pileta climatizada del distrito y, además, se daba Educación Física, se brindaba rehabilitación para niños discapacitados, tenía consultorio de kinesiología, pedicuría… prácticamente todo Caseros pasó por el instituto», describe Negrita y agrega: «Realmente, con el instituto nos fue muy bien».

Pedro Oscar Spinetta
Su esposo también fue profesor de Educación Física en el club 9 de Julio y socio fundador del Club de Leones de Caseros. Además, fue directivo del Banco Cooperativo de Caseros y representante del BID en convenciones realizadas en Lima y Moscú. También participó en el lanzamiento de la tarjeta Carta Franca y miembro fundador del Colegio Diferencial N° 501, de Villa Parque.

En 1973, ocupó el cargo de Director de Cultura de nuestro municipio. «Yo lo acompañaba a todos lados. Recorrimos el país de punta a punta y en cuatro oportunidades viajamos a Europa. El falleció el 11 de noviembre de 1991», apunta Negrita.

Acaba de cumplir 80 años y cuenta que ya va por el tercer festejo. Uno con sus familiares y los dos restantes con distintos grupos de amigos. Fue integrante de LALCEC Caseros e integra la comisión directiva de la Liga de Madres «Nstra. Señora de La Merced».

Tiene tres hijos – Oscar y los mellizos Mónica y Mario – diez nietos y una bisnieta «que es una felicidad». Es una mujer bajita, paqueta, de sonrisa grandota, entusiasta. Derrocha optimismo. «A veces, cuando mis amigos se bajonean me llaman por teléfono porque dicen que yo les levanto el ánimo… ayer a la tarde, encontré a un vecino que se quejaba por quejarse y no pude evitar decirle: “Mire, si usted se levantó y vio el sol y caminó… agradézcale a Dios»

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