El emblema distrital se presentó el 15 de octubre de 2005, en la plaza Unidad Nacional, tras ganar un certamen organizado por el área Prensa y Ceremonial de la Municipalidad, con el objetivo de crear una bandera que identifique a nuestro distrito.
Participaron 184 trabajos y el jurado – integrado por vexilológos e historiadores – determinó que el ganador era el presentado por Sergio García.
Aquel 15 de octubre, en un acto organizado para conmemorar el 46° aniversario del nacimiento de Tres de Febrero, la flamante bandera ingresó a la plaza Unidad Nacional transportada por su creador, Sergio Aníbal García, quien estaba acompañado por su esposa Livia y sus tres hijos: Micaela, Juan Manuel y Malena, mientras se escuchaba el caluroso aplauso de los presentes en el acto: autoridades municipales, representantes de entidades intermedias, delegaciones escolares y vecinos. De fondo, una explosión de papelitos celestes y blancos inundó la plaza junto a los estridentes compases de la marcha que tocaba la Banda del Colegio Militar.
El emblema distrital fue izado por primera vez, por las manos de Sergio García, escoltado por sus familiares y el intendente de entonces, Hugo Curto.
Durante una entrevista, Sergio nos manifestó lo siguiente en relación con su obra:
• La distribución de los colores de la bandera muestra dos tercios de color azulado y un tercio de blanco, al igual que la bandera nacional. Son los mismos colores pero distribuidos de otra forma; es decir, aplicando lo novedoso pero sin perder de vista lo tradicional y respetando el orden superior que significa la bandera nacional argentina. En la parte superior izquierda aparece el palomar de don Diego Cassero, quien fue uno de los primeros dueños de estas tierras. Considero que el palomar – ubicado dentro del Colegio Militar y declarado monumento histórico – es un fuerte referente de nuestro distrito.
• El palomar aparece rodeado de quince estrellas doradas; cada estrella simboliza a cada una de las quince localidades que integran nuestro distrito. En un momento, estimé la posibilidad de colocar quince hojas de tala, un árbol de mucha presencia en nuestro lugar… pero me incliné por las estrellas para significar que cada barrio brilla con luz propia. Cada estrella esta equidistante del palomar. El amarillo denota soberanía.
• Demoré bastante en decidir en qué lugar de la bandera ubicar el palomar con las estrellas. Probé en el centro de la bandera y también en otros espacios. Cuando experimenté en el ángulo superior izquierdo, mirando de frente, sentí que ese era el lugar. Fue curioso: a los pocos días, me topé con una guía FINCA que me recordó que nuestro municipio está ubicado al noroeste del gran Buenos Aires. Me quedó evidente, entonces, que ese era el lugar justo para colocar el palomar y las estrellas. Esa disposición determina, también, la medida del campo azulado mayor.
• Esa disposición – que es, en definitiva, la que determina a toda la bandera – conlleva también un mensaje: desde una posición aparentemente marginal, también se puede ganar el centro.
• Trabajé alrededor de dos meses en el diseño de la bandera. El primer boceto poco tiene que ver con el definitivo. Era un fondo azulado, con una cruz en el medio. Un diseño parecido al de la bandera sueca.
• Miré otras banderas para inspirarme. Me gustó mucho la perteneciente a Formosa. En la fundamentación, su creador dice que es preciso y necesario que una bandera pueda ser dibujada fácilmente por los niños. Me pareció acertado y trate de respetarlo. En definitiva, las buenas canciones, los buenos poemas… también son simples.
• Livia, mi esposa, la persona que amo, constantemente me estuvo alentando. Fue la primera que vio la bandera concluida. Cuando la vio, me dijo que le parecía fina, delicada – en general, la mayoría opina lo mismo – pero, justamente por eso, ella abrigaba algún temor. Llamé a mis hijos que, apenas la vieron, comenzaron a aplaudir e inmediatamente corrieron a dibujarla. Ahí “sentí” que estaba la bandera.