Raudo pasaba por la estación Caseros, sin imaginar, los ocasionales espectadores, el lujo europeo de su interior. Cumplió servicio entre los años ´60, ´70, algo de los ’80.     

Partía de la terminal Retiro y se dirigía hacia el oeste, atravesando Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, San Luis, Mendoza y San Juan. Se llamaba el expreso El Libertador y pertenecía al Ferrocarril General San Martín (FCGSM)
La locomotora arrastraba coches camarote y pulman y contaba con restaurante, bar, cine y bandeja porta automóviles. Un espléndido hotel sobre rieles.

Los pasajeros, después de cenar en el coche comedor – restaurante (los maitres y mozos atendían con guantes blancos) , concurrían a ver una película (siempre, admiten, era mala); luego, se dirigían  al vagón bar a tomar un café, quejarse durante un rato sobre lo mal que se estaba viviendo en nuestro país y, tras un amable ¡hasta mañana!, pasaban a dormir al camarote.

Imagino que el boleto costaría unos pesitos pero ¡qué gustazo se habrán dado los que pudieron viajar en este tren! .