Los noruegos hacen lo siguiente:

– Dividen la basura en bolsas de tres colores distintos: verdes, azules y blancas. Hasta cuando se va de camping, llevan tres bolsas diferentes.

• En las azules colocan plásticos que se reciclan completamente.

• En las verdes colocan restos de alimentos que se procesan y tienen dos destinos: por un lado, se producen fertilizantes y, por el otro, se obtiene biogás, que es utilizado para el transporte público.

• En las bolsas blancas, colocan los demás desperdicios, los que no son ni plásticos ni alimentos. Estos residuos son incinerados a una temperatura mayor a 800 grados. El resultante de la combustión tiene dos destinos: por un lado, la energía liberada mueve una serie de turbinas que da energía eléctrica a todas las escuelas de Oslo (capital de Noruega). Por el otro, parte de esa energía se utiliza para alimentar la red de calefacción.

Sólo las cenizas resultantes, un 20 por ciento del material que ingresa a las plantas, se entierra en rellenos sanitarios. Como las plantas de tratamiento tienen capacidad excedente, los noruegos toman basura que el Reino Unido les envía en barcos y la convierten en energía, combustible o la reciclan. Por supuesto, los nórdicos cobran por hacerlo. El sistema es tan exitoso que los noruegos, en vez de destinar cuantiosas partidas de presupuesto a la recolección y tratamiento de la basura, ganan dinero. Demuestran así como un problema no solamente puede resolverse sino, además, convertirlo en una ventaja.

Sin dudas, en nuestro país, para intentar algo parecido es preciso que las autoridades implementen el sistema y, tal vez sea la tarea mas ardua, que todos nos concienticemos al respecto.

DE NORUEGA A CASEROS

Mientras tanto, si tomamos como muestra lo que ocurre en Caseros, el método elegido para resolver el tema utilizado por nuestros paisanos es… depositar la basura en la esquina más próxima. Por ejemplo, en Mitre y Spandonari. O en De Tata y Perdiguero. O en Angel Pini y República. O en Cafferata y Fernandes D´Oliveira (foto) … le invitamos, vecino, a que complete la lista
Es así que debemos concluir en que todavía nos falta un rato para parecernos siquiera remotamente a los noruegos.