¡Vaya si tuvo sus tiempos de esplendor la parada de taxis de la estación!
En especial cuando los trenes de larga distancia que procedían del interior, cargados de pasajeros, se detenían en nuestra localidad, antes de concluir su recorrido en la estación Retiro.
Para evitar emprender el regreso a sus domicilios desde esa terminal, los viajeros que residían en Caseros o poblaciones inmediatas optaban por bajar en el andén norte de nuestra estación, cruzar las vías y abordar un taxi en la parada ubicada sobre la calle Valentín Gómez. Parada habilitada desde tiempo inmemorial, desde cuando el traslado de pasajeros se concretaba en coches de plaza (mateos).
“Se formaba una fila interminable de pasajeros para tomar un taxi”, recuerda Luis Ferrero (81), quien actualmente coordina su lubricentro (La Biela) de Hornos y Mitre.
Nuestro vecino – que fue tachero de la estación por más de tres décadas – agrega: “Capaz que hacía un viaje hasta Ciudadela o Palomar y cuando regresaba, todavía había gente esperando en la cola”.
Luis – quien manejaba un Chevrolet ’38 (al que recuerda con devoción) – señala que con ese trabajo se podía sustentar la vida de una familia.
Él llegó a conocer a tacheros legendarios como Fausto El Portugués Cardoso, Oscar Tanguito Páez; los hermanos Juan y Cecilio Alonso, Osvaldo Turrado, Juan Martín, Sergio Calvo, Herminio Verna, Juan Carlos García…
Él llegó a conocer a tacheros legendarios como Fausto El Portugués Cardoso, Oscar Tanguito Páez; los hermanos Juan y Cecilio Alonso, Osvaldo “Pichón” Turrado, Juan Martín, Sergio Calvo, Herminio Verna, Juan Carlos García, Manguera De La Vega, Nino, Osvaldo, Carlitos, Nano, El Pity Recuero, el Gordo Beto, Quique…
Tiempo en que, en los momentos libres, los conductores cruzaban a tomar una ginebra o prenderse en una partida al billar en el bar Pampa (Andrés Ferreyra y Valentín Gómez) o de arrimarse al estaño del “bar de los griegos”, que estaba pegado a la parada tachera.
Tiempo también en que quien bajaba del tren a medianoche era nada menos que Antonio Carrizo que pedía un taxi para arribar a su casa ubicada en la calle De Tata.
“Juan Carlos Rousselot, que vivía en Palomar, también bajaba del tren y tomaba el taxi”, recuerda Luis.
Con el correr de los años, las formaciones que llegan del interior dejaron de detenerse en Caseros y continúan raudas hasta Retiro.
La aparición de remises, Uber y afines presentan otras posibilidades de traslado.
A pesar de todos, sepan vecinos, que la parada de taxis con autos de primera adaptados a la actualidad, continua allí, esperándolos. Como en el tiempo de los coches de plaza.