Fue junto a la década del ’80 que Carmen Blosztein arribó a Caseros. Ama de casa y madre de dos pequeños: Pablo y Martín. Casada con Julio M. Untroib, ingeniero civil, la familia conservaba un estilo de vida sereno, sin grandes contratiempos.
Pero los sacudones que tanto particularizan nuestro devenir monetario obligaron a que Carmen desempolvara su título de Farmacéutica para contribuir con la economía familiar.
Sucedió así que en esa búsqueda laboral, la mujer se topó con la farmacia Colón, ubicada en la esquina de Mitre y 3 de Febrero (ochava sudeste). Carmen le adquirió el fondo de comercio a don Carlos Hugo Burgstaller y se cuadró al frente del mostrador.
Gran emprendedora, en poco tiempo le dio su impronta a la tradicional “botica” de Caseros, inaugurada en 1955. Poco tiempo después, trasladó el comercio a su actual ubicación en la ochava sudoeste.
En los años ’90, Carmen debió superar el temprano fallecimiento de su esposo. A fuerza de templanza, se sobrepuso a la inesperada partida.
Fue una mujer de carácter, desenvuelta; también, atildada y elegante. A su aparente seriedad, le sumaba permanentes dosis de buen humor.
Con el tiempo, conoció a quien sería su pareja, un hombre que había nacido el mismo día, el mismo mes y el mismo año que su fallecido esposo.
Refutando al zodíaco, Martín lo describe: “Era el día y la noche con respecto a mi viejo”. Y reconoce: “De los dos, tengo los mejores recuerdos”.
Es Martín – a cargo ahora de la farmacia – quien, dentro del dolor, afirma que “mi vieja tuvo una buena vida porque, a la larga, superando todo, siempre fue para adelante”. Y recuerda: “Le gustaba viajar, la playa, broncearse, la música… escuchar a Alberto Cortés… tuvo una buena vida”.
Carmen Blosztein falleció el pasado miércoles 10 de julio, víctima de una enfermedad tan repentina como fulminante. Tenía 82 años.