Cuando estamos estresados sentimos que la vida es un problema o incluso una amenaza. Si sufres estrés, debes saber que no eres un caso único. A todo el mundo le ocurre a veces. Un poco de estrés no es un problema, pero en niveles altos puede afectar a tu cuerpo. Los siguientes consejos pueden ayudarte a ti o alguien que conozcas a gestionarlo.
1 – CONECTÁ CON VOS MISMO
Cuando tus pensamientos o sentimientos te superen, puedes realizar un ejercicio para conectar contigo mismo. Empieza por darte cuenta de estos pensamientos y sentimientos. Cálmate y concéntrate. Pon los pies lentamente en el suelo, estira los músculos, calma la respiración y céntrate en el movimiento de tus pulmones. Si los pensamientos empiezan a distraerte, vuelve a centrarte en la respiración para que tenga toda tu atención.
2 – DESHAZTE DE LOS MOMENTOS DIFÍCILES
Los pensamientos o sentimientos difíciles pueden hacer que resulte complicado centrarse en cuestiones importantes. Cuando te ocurra, empieza por darte cuenta de que hay un pensamiento o sentimiento que centra tu atención e intenta ponerle un nombre. Por ejemplo, puedes decir “noto sentimientos de enojo”. Una vez que te hayas dado cuenta del sentimiento y le hayas puesto nombre, vuelve a centrarte: pon toda tu atención en quien esté contigo y la actividad que estés realizando.
3 – SÉ CONSECUENTE CON TUS VALORES
Tus valores describen el tipo de persona que querés ser. Por ejemplo, algunos valores habituales son “ser respetuoso” y “ser paciente”. Intentá empezar el día pensando en dos o tres valores que quieres seguir. Después actúa en consecuencia con estos valores. Haz lo que puedas, por muy pequeño que sea, para ser consecuente con tus valores.
4 – SÉ RESPETUOSO CON VOS Y CON LOS DEMÁS
Muchas personas no son respetuosas consigo mismas cuando se encuentran ante situaciones difíciles. Si eres respetuoso contigo mismo, tendrás más energía para ayudar a los demás y todos saldrán ganando. Tratá de hablarte con respeto. Pensá en pequeños gestos de bondad que podrías llevar a cabo cuando veas a alguien que sufre o tiene dificultades.
5 – DEJÁ ESPACIO PARA TUS PENSAMIENTOS
No importa lo malo que sea el tiempo, el cielo tiene espacio para él y tarde o temprano volverá a cambiar. Podemos aprender a ser como el cielo y dejar espacio para el “mal tiempo” que suponen nuestros pensamientos o sentimientos difíciles sin que nos hagan daño. Date cuenta de estos pensamientos y poneles un nombre. Respirá suavemente y permití que los sentimientos estén allí. Al dejar espacio para ellos, los pensamientos seguirán contigo, pero podrás interactuar con el mundo que te rodea.
6 – PRACTICÁ ESTAS HABILIDADES
Gestionar el estrés es un proceso continuo en el que incluso los pequeños pasos son importantes. Cuantas más veces practiques estas habilidades, mejor lo harás.