Hoy, el papa Francisco proclamó santo al enfermero ítalo-argentino Artémides Zatti, conocido como el “pariente de todos los pobres”, por su labor en la Patagonia al servicio de las personas necesitadas, a principios del siglo pasado.

Zatti, nacido en Boretto (Italia) vivió en Argentina desde 1897 hasta su muerte en 1951. Aquí, desarrolló una carrera como enfermero que lo acercó a los más pobres a partir de su incorporación al movimiento  salesiano.

“El hermano Artémides Zatti fue un ejemplo vivo de gratitud – dijo Bergoglio – dedicó toda su vida a saciar las necesidades de los demás, a cuidar a los enfermos con amor y ternura”.

La biografía oficial de Zatti divulgada por el Vaticano lo recuerda como alguien que “para atender a los enfermos en su domicilio recorría la ciudad en bicicleta e, incluso, cruzaba Río Negro para llegar a Patagones”.

VENANCIO FRANCIA

Leer la historia de vida de Artémides Zatti nos remitió al recuerdo del padre Venancio Francia, quien  durante 45 años, tuvo a su cargo la parroquia Monte Calvario que cuenta con dos iglesias: Virgen de la Defensa (Lavardén, entre Bolivia y Perú) y Santa Teresita (Mitre, casi esquina Agüero).

Había nacido el 22 de noviembre de 1915 en Bolonia (Italia). Hijo de campesinos , realizó su preparación sacerdotal en el convento franciscano de su ciudad natal. Se ordenó el 30 de noviembre de 1938. Con su país en plena guerra mundial, fue nombrado capellán militar y destinado a Grecia y África. Estaba cumpliendo su labor cuando fue arrestado por el ejército alemán que lo envió a un campo de concentración.

LLEGA A CASEROS

Al finalizar la guerra, regresó a su tierra y con el tiempo arribó a Caseros, tras un paso previo por San Antonio de Padua.

Fue un hombre sumamente reservado en todo lo relacionado con su vida personal, esta condición lo caracterizó tanto como su desprendimiento franciscano. En forma silenciosa y con perseverancia sublime, concretó en nuestro barrio una enorme obra comunitaria

Su presencia le dio contención a todos aquéllos que buscaron en él serenidad espiritual. A pesar de su voz cascada, casi monocorde, y a veces hasta ininteligible, tenía tanta bondad en la mirada y era tan confortante su media sonrisa que su mensaje cristiano se expresaba con claridad.

Y más allá de las palabras, más allá de su labor pastoral, hablaban los hechos. Al lado de los necesitados, al lado de los enfermos, hizo una militancia de la ayuda a los demás.

EN BICICLETA POR TODO CASEROS

Tenía conocimientos paramédicos e iba pedaleando en su vieja bicicleta, de madrugada, a colocar inyecciones y realizar primeros auxilios, incluso, en zonas arriesgadas. Quienes mucho lo conocieron, también señalan dos aspectos de su personalidad: por un lado, era un hombre poseedor de diversos y profundos conocimientos en distintas materias; gran lector, daba la sensación que sabía de todo. Por el otro, era una persona sumamente habilidosa que se atrevía con la electricidad, albañilería, pintura, plomería, carpintería, herrería, etc.

En 1971, creó un grupo juvenil de ayuda comunitaria que se multiplicaba en la preparación de dirigentes que originaron nuevos grupos.

DIARIOS VIEJOS Y CHATARRA

Recolectando diarios viejos, juntando chatarra, organizando cenas , kermeses y festivales, remodeló la iglesia Santa Teresita y también construyó un salón parroquial.

SAN CLEMENTE DEL TUYÚ

La imagen del padre Francia atando y amontonando diarios y cartones quedó como una postal entrañable. Uno de sus objetivos más anhelados era construir una colonia de vacaciones para que los chicos del barrio pudieran disfrutar del mar. Trabajó varios años en ese proyecto hasta verlo concretado: el lugar se llama Virgen Milenaria, ubicado en San Clemente del Tuyú.

A fines de la década del ’90, le diagnosticaron cáncer, enfermedad contra la que peleó a lo largo de cinco años. Mientras le respondieron sus fuerzas, se mantuvo al frente de la parroquia.

Sus últimos meses los transcurrió soportando fuertes dolores, negándose a tomar medicamentos o a cualquier comodidad aliviadora, en concordancia con su naturaleza franciscana.

“USTEDES SON MI FAMILIA”

Desde Italia, solicitaron que retornase junto a sus parientes: el religioso prefirió quedarse en Caseros indicando a quienes lo rodeaban que “ustedes son mi familia”.

En el atardecer del último viernes de su vida, estaba recostado en el despojado dormitorio de su casa (Lavardén, entre Bolivia y Perú) acompañado por Urbano Gabbo, integrante de la comisión parroquial. De repente, el padre Francia le pidió que lo ayudara a sentarse. Y falleció. Fue a las 20.30 del viernes 27 de julio de 2001. Tenía 85 años.

TESTIMONIOS

Lo antedicho sobre el padre Francia – ya difundido en otra nota – generó decenas de testimonios de parte de quienes lo conocieron.

A continuación, resumimos algunos:

  • Estoy emocionada por todo lo que hablan del padre Francia. Era eso y mucho más, regalaba lo que le regalaban para otro que lo necesitara más.
  • Cuando falleció, el padre que lo reemplazó no podía creer que sufriendo de un cáncer terminal y con el frío que hacía, él pudiera vivir en tanta austeridad, sin gas, sin estufa… todo era para ensalzar a Dios, su “Yesú” (así sonaba) y la Virgencita y por sus feligreses.
  • Tenía un viejo colectivo que usaba para trasladar a los niños desde sus casas hasta el jardín de infantes que tenía en la parroquia de Monte Calvario. Yo fui una de esas niñas.
  • Llevaba a los niños que tomaban su primera comunión a la costa, gratuitamente. A mi hija la llevó. Único cura con el que me confesé Y respeté.
  • El Padre Francia… hombre más bueno, no conocí… venía al colegio a confesarnos (Beato Vicente Grossi)… daba las misas, casó a mis papás y me bautizó.
  • Imposible olvidarlo, un genio, guardo los mejores recuerdos de él.
  • Un santo en la tierra ¡Cuánto trabajó por sus feligreses!
  • Inolvidables también los viajes a Luján que organizaba. Íbamos con nuestras familias en los micros escolares, nos llevaba y daba la Misa en la Basílica; a la tarde, nos llevaba a los juegos a orillas del río.
  • Tengo los mejores recuerdos de nuestro padre Francia. Antes de entrar a misa para tomar la comunión, jugábamos a la soga, al lobo… y después, nos pasaba una película.
  • Un gran hombre de Dios. Tomé la comunión con él; en catecismo, antes de entrar jugábamos a la soga.
  • Años más tarde, nos juntábamos con más chicos en el salón de al lado  y se formó un hermoso grupo y nos fuimos a San Clemente como dos meses, con el padre.
  • Un santo el padre Francia. Seguro que está con Dios.
  • Yo tome la comunión con él y a mis papás los casó el padre Francia, en la capilla Monte Calvario. Hermoso recuerdo y cuando a fin de año en el colegio 47 preparaba los fuegos artificiales.
  • Atesoro su disfonía en mis oídos.
  • ¿¡Quien no conoció al Padre Francia!? Tuve la suerte, en 1956, de haber recibido de sus propias manos el Santísimo Sacramento de la Comunión en la Capilla que por entonces se ubicaba en el Barrio Evita, enfrente de la Escuela Primaria y Secundaria 222.
  • El padre tenía un colectivo donde  cargaba los karting y dábamos la vuelta en la plaza Pini. un grande de verdad .
  • Saludos al cielo; gracias, padre Francia.
  • Gracias por haber pasado por nuestras vidas. No hay ni habrá otro igual.
  • Un apóstol, enérgico, humilde y desinteresado. El cielo es para él.
  • Tenía un galpón donde se pasaba las tardes arreglando suela de zapatos para regalar.
  • Un verdadero santo, un ejemplo de sacerdote, imposible que no haya dejado alguna huella en la vida de quienes lo conocimos y más de quienes lo queremos con nuestro corazón. Él fue el mejor puente para acercarnos a Jesús a través de su testimonio de vida permanente.
  • Él y su bici viejita.
  • Un ser humilde que estaba siempre cuando uno lo necesitaba.
  • Un genio, siempre con su bicicleta para todos lados.
  • Buen cura… pero no se entendía cuando hablaba.
  • ¡Qué lindo! Me acuerdo que saltaba a la soga junto a nosotros.
  • Un número uno de verdad, un señor con todas las letras, un ejemplo de vida como pocos, siempre presente en los recuerdos de mi niñez.
  • Fue un ser especial. Jugaba con los chicos como uno más de nosotros. Nos daba catecismo. Siempre lo recuerdo con mucho cariño.
  • Una persona muy especial y querida. Un gran maestro y ejemplo. Siempre estará en nuestros corazones.
  • Un genio de los genios. Sus cenizas yacen bajo el altar de la capilla de la colonia en San Clemente (su lugar en el mundo), donde gente de diversos lugares (principalmente niñas/os de bajos recursos) concurría cada verano. Muchos tienen su primera (y, algunos, única) experiencia de playa, mar y convivencia, gracias a él.
  • Todavía lo recuerdo pasar con su bicicleta por casa o con su colectivo reviejo juntando cartones o pasando películas en la plaza Sargento Cabral.  Y (recuerdo) su gran dedicación a su barrio, nuestro barrio.
  • Un grande e inolvidable, padre Francia
  • Qué hermosa persona.
  • Hoy, sin ser creyente, agradezco haber conocido a un hombre bueno, un cristiano de base, un verdadero hombre de fe que trabajaba por y para los demás.
  • Siempre en mi corazón …un hombre maravilloso ayudando y trabajando para todos . Dios lo bendiga padre Francia … gracias gracias !!!
  • Un SACERDOTE con mayúsculas. Vivirá siempre en nuestro corazón.
  • Un ser único, una bendición haberlo conocido
  • El padre Francia, gran tipo, yo nací a dos casas de su parroquia Monte Calvario, en el barrio Evita de Caseros, frente a la escuela 222 y al lado del correo de mismo barrio, lo recuerdo como un laburador y buen tipo.
  • Faltan personas como él.
  • Un enviado de Dios, un ser de luz que dejó su marca en todos los corazones de los que tuvimos el honor de conocerlo y compartir junto a Él momentos inolvidables. Su enseñanza nos marcó el camino a seguir en nuestro paso por este mundo terrenal, brindándose a todo aquel que necesitara una mano y haciéndole llegar la palabra de Dios.
  • Inolvidable su paso por nuestras familias. Bendiciones, Paz y Bien.