Esta fotografía la tomamos hace más de veinte años. Su protagonista es Roque, el muy querido y conocidísimo zapatero remendón de la calle Nuestra Señora de La Merced, casi 3 de Febrero.
Por entonces, decíamos que el buenazo de Roque trabajaba en su tallercito de enfrente de donde se encuentra instalado el actual. También, detallábamos que “clavitos en la boca, tenaza, martillo de golpe seco y betún” se esforzaba desde “tempranito hasta que sus brazos imploraban descanso”. Siempre en su sillita petisa remendando tacos y mediasuelas, con buen talante y buena “oreja”, porque nunca le faltaron charlistas que le relataban la historia de su vida.
Nuestro vecino es paraguayo, anda por sus 75 almanaques y está casado con María Irene; el matrimonio tiene tres hijos: Rodolfo, Nadia y María.
El motivo de esta crónica es porque si alguien transita por su tallercito de la calle La Merced y mira para adentro, observará que a este hombre pareciera que no le pasan los años, como si el mucho trabajo y el buen carácter le hiciera mucho bien.
¡Qué grande, Roque!.